La zimbabuense Kirsty Coventry se convierte en la primera mujer presidenta del COI, enfrentando desafíos geopolíticos con Estados Unidos y Rusia.
La elección de Kirsty Coventry, la ministra de Deportes de Zimbabue, como la primera mujer presidenta del Comité Olímpico Internacional (COI) marca un hito en la historia de la organización, que cuenta con más de 130 años de existencia.
A sus 41 años, Coventry no solo se convierte en un símbolo de la inclusión femenina en un ámbito predominantemente masculino, sino que también es la primera persona africana en asumir este prestigioso cargo.
Su elección fue recibida con entusiasmo, incluso por líderes mundiales como el presidente ruso Vladimir Putin, quien le envió sus felicitaciones destacando su compromiso con los ideales olímpicos.
Coventry enfrenta su nuevo rol en un momento marcado por intensas tensiones geopolíticas, en particular con figuras prominentes como el presidente estadounidense Donald Trump y Putin.
Rusia ha estado excluida del movimiento olímpico tras la invasión a Ucrania, una decisión que el Kremlin califica como 'discriminatoria'. Coventry, quien se hizo un nombre en la natación al conseguir siete medallas olímpicas, deberá manejar con cuidado las relaciones entre el COI y estos dos gigantes políticos.
Ya se anticipa que su primera gran prueba será la evaluación de la participación de los atletas rusos y bielorrusos en los próximos Juegos de Invierno de Milán-Cortina d'Ampezzo 2026.
Una posible solución para la eventual participación de los deportistas rusos y bielorrusos en los Juegos Olímpicos de París 2024, previsto para el año siguiente, podría ser similar a la que se implantó en el pasado: permitirles competir como individuos bajo una bandera neutral, siempre y cuando no hayan apoyado directamente el conflicto en Ucrania.
Sin embargo, Coventry no se ha pronunciado de manera firme sobre este asunto, lo que ha creado especulaciones sobre sus verdaderas intenciones y estrategias.
El papel de Estados Unidos en este contexto es crucial, ya que no solo será el anfitrión de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles en 2028 y de los Juegos de Invierno en Salt Lake City en 2034, sino que también representa una fuente significativa de financiación para el COI.
A través de NBC Universal, Estados Unidos aporta más de dos tercios de los ingresos por derechos de transmisión, lo que resalta aún más su influencia en el movimiento olímpico global.
Coventry ha manifestado la necesidad de iniciar un diálogo con Trump y ha enfatizado la importancia de la inclusión, así como la seguridad de todos los atletas durante los Juegos.
Otros temas delicados que enfrentará Coventry incluyen los desafíos relacionados con el deporte en Afganistán, donde el COI ha intentado proporcionar apoyo humanitario tras la toma del poder por los talibanes.
Sin embargo, la situación persiste siendo un dilema, dado que los deportistas afganos continúan en riesgo y viven en fuga.
Por último, la historia del olimpismo ha visto a África como un continente aún no anfitrión de unos Juegos Olímpicos, aunque Sudáfrica ya ha demostrado ser capaz de organizar eventos deportivos de gran envergadura.
Las aspiraciones para albergar los Juegos Olímpicos de 2036 están en marcha, y con Coventry en el poder, las posibilidades de que el continente africano finalmente tenga su turno podrían convertirse en una realidad.
La complejidad de los desafíos que enfrente Kirsty Coventry en su mandato no puede subestimarse. La combinación de realidades políticas, la historia de inclusión deportiva y las luchas por los derechos humanos representan una prueba monumental para una de las figuras más influyentes en el deporte actual.