El Club Atlético Independiente fue eliminado en los octavos de final de la Copa Argentina tras perder 2-0 ante Belgrano de Córdoba, sumando un difícil inicio de temporada y generando inquietud en su hinchada. La derrota, en un escenario que fue dominado por el equipo cordobés, evidencia problemas colectivos e individuales del conjunto rojo, que actualmente marcha en las últimas posiciones del campeonato local.

El Club Atlético Independiente enfrentó un septiembre complicado tras caer 2-0 ante Belgrano de Córdoba en los octavos de final de la Copa Argentina, en un partido disputado en el estadio Gigante de Arroyito de Rosario.

La derrota no solo significó su eliminación temprana en la competencia nacional, sino que también reflejó una crisis en el rendimiento colectivo e individual del equipo, que en los últimos partidos ha mostrado síntomas de declive.

Este resultado se enmarca en un inicio de temporada difícil para el conjunto de Avellaneda. Históricamente, Independiente ha sido uno de los clubes más importantes de Argentina, con 16 campeonatos de Primera División y una histórica participación en competencias internacionales como la Copa Libertadores y la Copa Sudamericana.

Sin embargo, en los últimos años, el equipo ha sufrido altibajos, con temporadas marcadas por inestabilidad, cambios en la dirección técnica y dificultades en la plantilla.

El partido en Rosario evidenció que la problemática no solo radica en el nivel del colectivo, sino también en las individualidades que en el pasado habían sido pilares del equipo y que en la actualidad se encuentran en un rendimiento muy por debajo de sus mejores versiones.

Los jugadores que en 2024 habían sido figuras clave en la estructura del equipo, como Kevin Lomónaco, Felipe Loyola y Luciano Cabral, mostraron signos de desacento futbolístico.

El delantero de 37 años, Franco Jara, se destacó en el encuentro con su despliegue físico y experiencia, anotando uno de los goles y poniendo en aprietos la defensa visitante.

Sin embargo, también sufrió en defensa, perdiendo balones en zonas peligrosas y evidenciando dificultades en sus duelos uno contra uno. La derrota refleja las dificultades que enfrenta el conjunto rojo para mantener el nivel que lo llevó a alcanzar instancias decisivas en torneos pasados.

Por su parte, la defensa central Lisandro López, citado en los últimos llamados de Lionel Scaloni, no estuvo exenta de errores, y en el segundo tiempo, los contraataques de Belgrano encontraron a un Independiente vulnerable y desconectado.

La estrategia del equipo cordobés, con un orden táctico 4-4-2 que permitió absorber la presión cuando fue necesario, fue un contrapeso efectivo ante la lentitud de los ataques del Rojo.

El funcionamiento de Belgrano se sustentó en la paciencia y en la dinámica de sus jugadores ofensivos. Lucas Zelarayán, mediocampista creativo y figura del equipo, fue decisivo con un gol desde larga distancia en el minuto 63, que liquidó las esperanzas del equipo local.

La jugada fue resultado de una buena asociación con Jara, quien se movió inteligentemente por toda la delantera, complicando a la defensa rival. La precisión del centro de Gabriel Compagnucci culminó en un cabezazo imparable del atacante, sellando la victoria del Pirata.

Luego del segundo gol, Independiente intentó reaccionar, pero sus esfuerzos se vieron frustrados por la solidez defensiva de Belgrano y las dificultades para generar jugadas de peligro en ataque.

La entrada de refuerzos en busca de cambiar el escenario no logró mayor efecto, en parte por las dificultades de adaptación de los nuevos futbolistas, como Walter Mazzanti e Ignacio Pussetto, que aún no encuentran su ritmo.

Los resultados de este tipo de enfrentamientos no solo afectan la clasificación en la copa nacional, sino que también generan preocupación en la institución, que actualmente se encuentra en los últimos puestos del campeonato local, lejos de sus objetivos históricos.

La hinchada, que siempre ha sido una de las más apasionadas del fútbol argentino, expresa su inquietud ante esta crisis, que se ha agravado en los últimos meses.

En este contexto, el equipo de Julio Vaccari necesita urgentemente revertir la situación, trabajar en la cohesión grupal y recuperar el nivel de jugadores que en el pasado supieron destacar.

La historia del club indica que, en momentos difíciles, la gestión institucional y el talento de sus futbolistas han sido claves para salir adelante.

La afición sigue creyendo en la capacidad del equipo de revertir este presente y volver a la senda de los éxitos, pero para ello, será imprescindible que las individualidades den un paso adelante y que el colectivo funcione con mayor solidez en los próximos compromisos.