La dirigencia de Independiente publicó un video para justificar los incidentes ocurridos en su estadio durante el partido contra Universidad de Chile, insistiendo en su versión y solicitando medidas contra los violentos, mientras la Conmebol inicia investigaciones disciplinarias.
En un intento por defender su imagen y evitar sanciones más severas por parte de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol), la dirigencia del Club Atlético Independiente, liderada por Néstor Grindetti, lanzó este sábado un video en el que continúa con su narrativa respecto a los graves incidentes sucedidos el miércoles en el estadio Libertadores de América.
El material audiovisual, de menos de tres minutos de duración, busca centrar la culpa en los hinchas de Universidad de Chile, minimizando cualquier responsabilidad del operativo de seguridad y de la actuación de los propios responsables del club.
La dirigencia de Avellaneda, en esta pieza, desaprovecha la oportunidad de reconocer alguna falla y, en cambio, prioriza la acusación hacia los visitantes, acusándolos de destruir cámaras de seguridad, agredir a empleados, romper instalaciones y lanzar objetos, incluyendo piedras y bombas caseras, contra los presentes.
Según el video, estas acciones provocaron la destrucción de baños y el uso de restos materiales como armas, poniendo en peligro a espectadores de todas las edades que acudieron a apoyar a su equipo.
La narración también enfatiza que, aunque en el primer tiempo se pidió la suspensión del partido —sin aclarar quién tomó la decisión—, los acontecimientos violentos continuaron, y el partido se canceló a los dos minutos del segundo tiempo.
El club intenta mostrar una imagen de solidaridad y apoyo mutuo entre sus socios, destacando que muchos ayudaron a unos a otros para protegerse entre escombros y que socorristas actuaron inmediatamente para atender a los heridos.
Además, se señala que algunos simpatizantes argentinos que asistieron en otros partidos en Argentina también han sufrido episodios de violencia, aunque las imágenes en el video parecen sacar conclusiones distintas o utilizar material de otros eventos deportivos.
El episodio del miércoles en Avellaneda fue uno de los más graves en la historia reciente del fútbol sudamericano, y generó rechazo tanto a nivel local como internacional.
Sin embargo, la organización dirigencial de Independiente optó por una postura defensiva, enfocando el discurso en la violencia de los visitantes y omitendo detalles sobre la conducta de sus propios hinchas durante los incidentes.
Por su parte, la Conmebol ya ha iniciado un expediente disciplinario para esclarecer los hechos. Los clubes implicados tienen hasta el próximo miércoles para presentar sus descargos, y el informe del árbitro de ese día será clave para determinar las sanciones correspondientes.
Entre las posibles medidas se incluyen multas económicas, cierre de las tribunas o incluso la suspensión de partidos futuros.
Este episodio ha reavivado el debate sobre la violencia en el fútbol sudamericano y la necesidad de implementar medidas más estrictas para proteger a los asistentes, evitar que hechos como estos se repitan y garantizar la seguridad de todos los actores en los eventos deportivos.
El caso de Independiente es especialmente importante, dado el peso histórico del club en el fútbol argentino y su participación en competencias internacionales.
La comunidad futbolística espera que, a partir de estos eventos, se tomen acciones firmes tanto desde las instituciones como desde los clubes, promoviendo una cultura de respeto y convivencia en los estadios.
La repercusión de estos incidentes también ha llevado a reflexiones sobre la responsabilidad de los dirigentes y las autoridades para prevenir la violencia y mantener la integridad del deporte.
En conclusión, la estrategia de la dirigencia de Independiente parece centrarse en defender su postura y deslindar responsabilidades, dejando en evidencia la urgencia de fortalecer los controles y promover campañas educativas contra la violencia en el fútbol.
La comunidad futbolística, las instituciones deportivas y las autoridades deben trabajar en conjunto para que episodios como el del Libertadores de América sean historia y el fútbol vuelva a ser un espacio para el disfrute y la sana competencia.