Tras enfrentamientos en una manifestación relacionada con el fútbol, el Ministerio de Seguridad endurece las medidas contra barrabravas.
Recientemente, se suscitó un gravísimo incidente en el ámbito del fútbol argentino durante una manifestación que, inicialmente, buscaba impulsar mejoras laborales para jubilados, pero que terminó convirtiéndose en un colapso violento entre hinchas y las fuerzas del orden.
La movilización, que reunió a fanáticos de diversos clubes como Chacarita Juniors, Rosario Central, Nueva Chicago y All Boys, fue un claro reflejo de la compleja relación entre el fútbol y la política en el país.
Mientras un centenar de barras bravas se mezclaban entre jubilados y militantes de izquierda, la situación se tornó caótica, desdibujando las líneas entre protestas legítimas y actos de violencia callejera.
Según lo informado por el Ministerio de Seguridad, un total de 100 individuos fueron arrestados, y se les impondrá una prohibición de ingreso a cualquier estadio de fútbol en el territorio nacional, lo que podría tener un impacto significativo en la relación entre los clubes y sus hinchas.
Claudio Tapia, presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), se comunicó con Patricia Bullrich, ministra de Seguridad, para aclarar su falta de relación con los disturbios organizados en redes sociales.
A pesar de sus intentos de distanciarse de la violencia, se ha señalado que muchos de los barrabravas poseen vínculos con el Partido Justicialista, cuyo liderazgo podría verse afectado por estos acontecimientos.
Bullrich reafirmó que se investigará la conexión de Tapia con los disturbios y, si se encuentra evidencia en su contra, se le aplicará todo el peso de la ley.
La otra cara de este episodio es el despliegue de aproximadamente mil efectivos de las Fuerzas Federales, un operativo comparable con la seguridad desplegada en un partido del Superclásico.
A medida que se identifican y detienen a los individuos, el Ministerio de Seguridad utilizará tecnología de reconocimiento facial a través de cámaras de vigilancia para asegurar que aquellos ya registrados como problemáticos no puedan asistir a eventos futbolísticos en un futuro cercano.
Desde la Dirección de Seguridad en el Fútbol, se había preparado un plan de acción ante la previsión del ingreso de barras disidentes a la movilización.
Estaba claro que la situación podría tornarse violenta, lo que llevó a la implementación de medidas preventivas para salvaguardar la seguridad pública.
"Nuestra obligación es erradicar la violencia en todos los ámbitos. No permitiremos acciones que pongan en riesgo el orden público", afirmó un portavoz del Ministerio.
El endurecimiento de las restricciones se formalizó con la publicación de la Resolución 301/2025 en el Boletín Oficial, que otorga al Ministerio de Seguridad la autoridad para prohibir la entrada a espectáculos futbolísticos a aquellas personas percibidas como una amenaza.
Este nuevo marco legal implica que cualquier individuo procesado o condenado por delitos relacionados con el fútbol podría enfrentar restricciones de acceso, una medida que busca dar un giro radical a la situación de violencia que ha estado manchando la reputación del deporte en el país.
Este incidente y las medidas resultantes son parte de un contexto más amplio donde la violencia ha sido un tema recurrente en el fútbol argentino. En el pasado, la proliferación de barrabravas ha llevado a tragedias y conflicto, lo que ha planteado interrogantes sobre cómo el deporte puede avanzar hacia una cultura más pacífica y respetuosa.