La selección española de fútbol dio un paso decisivo hacia su clasificación al Mundial 2026 tras vencer con autoridad a Georgia en Tiflis. La Roja mantiene su racha invicta y domina el grupo E, con amplias posibilidades de asegurar su pase directo.
España dio otro paso firme en su camino hacia la clasificación para el Mundial 2026 tras lograr una victoria contundente por 4-0 frente a Georgia en el Estadio Boris Paichadze, en Tiflis.
La selección española, que aún debe disputar la final de la Finalissima contra Argentina, se mantiene invicta en 30 partidos, superando así el récord que estableció la escuadra de Vicente del Bosque entre 2010 y 2013, período en el que conquistó la Copa del Mundo en Sudáfrica 2010 y la Eurocopa 2012.
Actualmente, España lidera sin oposición el grupo E, con 15 puntos, tres más que su perseguidora inmediata, Turquía. La diferencia de goles favorable a la Roja, de +19, frente a +5 de Turquía, le da una ventaja importante: sólo necesita un empate en su próximo compromiso en Sevilla contra los turcos para asegurar su clasificación directa al Mundial, un torneo que se disputará en Norteamérica en 2026.
El equipo dirigido por Luis de la Fuente continúa demostrando su poderío ofensivo y defensivo, pese a las lesiones que aquejaron a varias de sus figuras habituales.
En este partido, jugado en semana internacional, España exhibió un fútbol de alta calidad, con un primer tiempo brillante y un control absoluto del juego.
La ausencia por lesión de seis titulares habituales no mermó el poder de generación ni la precisión en las finales.
Uno de los cambios destacados fue la notable actuación de Mikel Oyarzabal, quien se convirtió en uno de los grandes protagonistas del encuentro. El delantero de la Real Sociedad anotó un doblete, incluyendo un penal que abrió la cuenta tras una mano sancionada por el VAR. En la segunda parte, Zubimendi (22 minutos) y Ferran Torres (35 minutos) ampliaron la diferencia, logrando que España llegara al descanso con una cómoda ventaja de 3-0.
En la segunda mitad, Oyarzabal continuó mostrando su importancia para el equipo, sumando un nuevo gol en el minuto 63, que sentenció la goleada. La selección española desplegó un juego elaborado, con transiciones rápidas y precisión en los pases, características que definieron su estilo de juego inspirado en el popular tiki-taka.
La diferencia con Georgia, que utilizó un esquema defensivo y contragolpes aislados, fue abismal. La presencia de Pedro Porro en banda y la solidez de jugadores como Zubimendi y Ferran Torres permitieron que España controlara el partido en todos sus aspectos, sin dejarse llevar por un posible nerviosismo o relajación.
Ya en el camino hacia su clasificación, la selección española se consolidó como una de las favoritas a avanzar directamente al torneo mundial. A solo una victoria de sellar su pase, el equipo de De la Fuente puede concentrarse en su último desafío contra Turquía, un rival directo en la tabla.
De acuerdo con las regulaciones actuales, para que Turquía le arrebate la primera plaza a España, necesita vencer por al menos 7 goles en su partido del martes.
La diferencia, en términos de goles, es significativa, pero un resultado histórico podría cambiar las cosas, aunque las probabilidades están del lado de la Roja.
Históricamente, España ha sido una potencia en torneos internacionales desde su resurgir en los años 2000. La generación actual busca añadir otro capítulo dorado a su legado, especialmente considerando el crecimiento de jugadores jóvenes que han destacado en clubes europeos.
La fase de clasificación para el Mundial ha puesto en evidencia la calidad y profundidad del talento español, además de reflejar una estrategia que combina tradición con innovación.
Las próximas semanas serán cruciales para definir si España logra su objetivo principal: conseguir la clasificación directa sin depender de la repesca.
La confianza en el equipo es alta, pero también la cautela, reconociendo que aún hay un partido decisivo por jugar. Mientras tanto, la afición española puede ilusionarse con otra participación en una fase final mundialista, que sería la séptima en su historia, y la primera desde Rusia 2018.