Las selecciones de Panamá, Curazao y Haití aseguraron su participación en el Mundial 2026 tras una eliminatoria agitada en la región de la Concacaf, exhibiendo pasión y tensión hasta el último minuto.
Las últimas jornadas de las eliminatorias para el Mundial 2026 en la región de la Concacaf estuvieron marcadas por dramatismo y emoción, manteniendo a los aficionados en vilo hasta los instantes finales.
Tras un proceso que comenzó en marzo de 2024 con la participación de 32 selecciones de un total de 41, excluyendo a México, Estados Unidos y Canadá, que ya tenían su cupo asegurado como anfitriones, solo tres equipos lograron sellar su pase directo al torneo oceánico.
Estos fueron Panamá, Curazao y Haití, que lograron sus boletos en circunstancias que reflejan la intensidad y la competitividad del torneo.
La eliminatoria de la Concacaf en esta edición se caracterizó por su alto nivel de tensión, con varias sorpresas y momentos de nerviosismo. La región, que alberga algunas de las selecciones más vibrantes y en crecimiento del fútbol mundial, ha visto cómo surgen nuevos referentes y rivalidades que prometen un campeonato mundial más disputado y emocionante.
La historia de estos equipos que lograron clasificar agrega una capa adicional de narrativa a esta cita planetaria.
Países como Surinam, que sorprendió en la fase inicial y estuvo a punto de pelear por un puesto en el torneo, quedó eliminada en las últimas fechas tras una dura derrota ante Guatemala.
Surinam, que en particular ha venido creciendo en el escenario internacional, había llegado a ser considerado una de las revelaciones de estas eliminatorias, gracias a jugadores que militan en ligas europeas y a un estilo de juego muy competitivo.
Por otro lado, Panamá reafirmó su presencia en un Mundial tras su participación en Rusia 2018, en donde debutó en una fase de grupos difícil, enfrentándose a Inglaterra, Bélgica y Túnez.
Este país centroamericano mostró una sólida planificación y un crecimiento sostenido en los últimos años, impulsado por una generación de futbolistas que militan en ligas de alto nivel, además de un apoyo continuo a las divisiones juveniles.
Curazao, un diminuto territorio insular con apenas 444 kilómetros cuadrados, sostuvo una batalla épica contra Jamaica, que en la última jornada necesitaba solo un empate para asegurar su pase.
La selección curazoleña, conocida popularmente como ‘La Familia Azul’, se apoyó en su arquero, quien fue figura en varias ocasiones, y en una revisión del VAR que anuló un penal en el último minuto, sellando su pase por primera vez en su historia a un Mundial.
La historia de Curazao en estas eliminatorias ha sido vista como un ejemplo de cómo el fútbol puede unir a territorios pequeños en una causa común.
Haití, por su parte, logró retornar a la máxima fiesta del fútbol mundial después de 52 años. La selección caribeña venció 2-0 a Nicaragua, y gracias a un empate entre Honduras y Costa Rica, lograron acomodarse en la última posición de clasificación directa.
La alegría en Haití fue contenida, mientras en la región se celebraba con fervor este logro, que representa un símbolo de esperanza para un pueblo que ha enfrentado múltiples desafíos sociales y económicos.
Este regreso de Haití a un mundial tiene méritos históricos especiales, ya que en su primera participación en Alemania 1974, el equipo haitiano se convirtió en la segunda selección del Caribe en clasificarse, después de Cuba en 1938.
En aquel torneo, aunque perdieron los tres partidos, Emmanuel Sanon marcó el primer gol del país en copas del mundo, batiendo a la imbatibilidad de Dino Zoff y a la Argentina de la época.
La clasificación de Haití en 2026 sigue reafirmando la capacidad del fútbol en países con diversos retos sociales de consolidar espacios de orgullo y competencia internacional.
El camino hacia el Mundial 2026 todavía tiene pendientes en los repechajes. Jamaica, con su experiencia en 1998, y Surinam, que logró clasificarse en una fase previa, mantienen vivo su sueño de llegar a la fase final mediante enfrentamientos adicionales contra otros equipos de la región y del continente sudamericano.
Estos repechajes ofrecen nuevas oportunidades para que otros países puedan obtener su boleto a la competencia mundial, que promete ser más abierta y diversa que nunca.
La región de la Concacaf, con sus historias de superación y pasión, se prepara para un torneo que podría presentar sorpresas y nuevas estrellas en un escenario global.