En un emocionante segundo tiempo, Central Córdoba logró revertir el marcador ante Tigre gracias a cambios estratégicos y actuaciones destacadas desde el banquillo.

El pasado fin de semana, Central Córdoba logró una notable victoria al remontar un partido que parecía estar en manos de Tigre. Con una segunda mitad llena de emoción y dramatismo, los santiagueños lograron despojar a Tigre de su invicto en casa, una hazaña que no se había logrado en los últimos encuentros.

Los primeros 45 minutos fueron, en gran medida, una batalla en el mediocampo. Los jugadores de ambos equipos se dedicaron a disputar la posesión sin generar muchas ocasiones de gol. Tigre intentó adherirse a su estilo basado en la presión alta pero se topó con un Central Córdoba que, aunque defensivamente sólido, no podía superar la efectividad del rival.

Una de las jugadas más discutidas de la primera mitad ocurrió cuando el defensor de Tigre, Nahuel Banegas, cometió una falta que desató el debate.

Su sujeción a Luis Angulo, que se dirigía hacia el área, solo fue castigada con una tarjeta amarilla, a pesar de que muchos argumentaron que se trataba de una falta que merecía sanción más dura.

A medida que avanzaba el partido, la dinámica no lograba cambiar hasta que en el segundo tiempo, el director técnico de Central Córdoba, Omar De Felippe, decidió hacer cambios estratégicos que revitalizaron al equipo.

Matías Perelló, que había salido del banquillo, se convirtió en el protagonista indiscutible del encuentro. Su primera acción decisiva fue un potente disparo que llevó al arquero Felipe Zenobio a extenderse para evitar el gol.

El partido tomó un giro dramático cuando, tras un rebote, Central Córdoba fue galardonado con un penal. El jugador Lorenzo Scipioni, en un intento de bloquear el tiro de Perelló, tocó la pelota con ambos brazos levantados, una decisión que fue confirmada por el VAR.

Gastón Verón no desaprovechó la oportunidad y convirtió desde el punto penal, poniendo a Tigre en una posición complicada.

Sin embargo, Tigre no se rindió y buscó recuperar el control. A pesar de algunos intentos, se encontraron con una sólida defensa santiagueña y un arquero en plena forma. La emoción estaba en su punto álgido cuando, en una rápida jugada de contraataque, Central Córdoba sentenció el encuentro. Diego Barrera, quien también había ingresado en la segunda parte, realizó una jugada individual y centró para que Perelló, con una destreza notable, encontrara a Heredia, quien no falló frente al arco.

Esta victoria es particularmente significativa para Central Córdoba, que, después de tres partidos sin ganar, finalmente se alzó con los tres puntos, al mismo tiempo que derribaba el invicto de Tigre en su propia casa.

Este enfrentamiento se recordará no solo por el resultado, sino también por la capacidad de Central Córdoba para adaptarse y capitalizar las oportunidades de forma efectiva, lo que demuestra que el fútbol tiene una narrativa rica llena de sorpresas.