La cuarta jornada del Torneo Apertura dejó tres entrenadores fuera de sus clubes tras resultados desfavorables, mientras que nuevos estrategas toman el mando.

El Torneo Apertura sigue su curso y, con él, los destinos de varios entrenadores se han visto truncados en un breve lapso de tiempo. En la jornada más reciente, se han producido tres destituciones en la liga, reflejando la presión y las expectativas que caracterizan a esta competencia.

La ley de la inmediatez parece regir en el fútbol argentino, donde cada derrota puede ser el empuje final para una salida abrupta de un entrenador. Este fue el caso de Marcelo Méndez, quien dejó de dirigir a Gimnasia de La Plata luego de tan solo dos partidos en el torneo. Aunque el resultado que desencadenó su despido fue una derrota ante San Lorenzo, su paso por el club dejó una marca negativa: sólo logró un 35,5% de efectividad en 32 encuentros, con 10 triunfos, 8 empates y 14 caídas a cuestas.

Por otra parte, Walter Erviti, que apenas había sido nombrado como entrenador de Belgrano un mes antes, fue apartado de su puesto después de haber cosechado un magro rendimiento que incluyó tres derrotas y un empate en sus primeras cuatro presentaciones.

La decepción de los dirigentes fue palpable y la búsqueda de nuevos aires llevó a la elección de Ricardo Zielinski, un conocido del club. Zielinski había llevado a Belgrano a varias hazañas memorables en el pasado, incluidos ascensos y clasificaciones a competencias internacionales como la Copa Sudamericana.

Por último, Facundo Sava renunció tras una dolorosa derrota de 3-0 frente a Riestra. Su palmarés al mando del club fue de 14 victorias, 9 empates y 16 derrotas en 39 partidos, lo que dejó preguntas sobre su estrategia y efectividad. En conferencia de prensa, Sava expresó su gratitud al club y a los directivos, al tiempo que expuso que no se lograron los resultados esperados, lo que precipitó su salida.

Las cifras son reveladoras y reflejan la presión constante bajo la que trabajan los entrenadores durante el Torneo Apertura. La inestabilidad en los banquillos no es una novedad en el fútbol argentino, donde el cambio de entrenadores es tan común como las propias victorias y derrotas.

En el contexto histórico del fútbol argentino, ha habido épocas en que los clubes realizaban hasta cinco cambios de entrenador en un solo año, lo que refleja un ciclo de frustración y la búsqueda de un enfoque efectivo.

Las recientes decisiones de estas instituciones hacen eco de un fenómeno recurrente en el deporte: los altos cargos no permiten prolongar la paciencia ante los fracasos.

Ahora, con la llegada de nuevos estrategas como Diego Flores, Lucas Pusineri y Zielinski, habrá que ver si pueden revertir la suerte de sus respectivos clubes en lo que queda de la temporada.

Estos nombramientos evidencian la urgencia de resultados y la realidad de que, en el fútbol, la permanencia de un entrenador puede depender de un solo partido.