El enfrentamiento entre River Plate y Palmeiras en los cuartos de final de la Copa Libertadores ha generado preocupación por la seguridad de los hinchas, debido a antecedentes violentos y medidas estrictas de control en ambos países.
A pocos días de uno de los partidos más importantes en la fase de cuartos de final de la Copa Libertadores, la expectativa crece tanto en Argentina como en Brasil, no solo por la calidad del espectáculo esperado en la cancha, sino también por las estrictas medidas de seguridad que se están implementando para evitar incidentes.
El cruce entre River Plate y Palmeiras tiene un trasfondo que va más allá del fútbol. La historia reciente ha estado marcada por conflictos y hechos violentos en distintos partidos internacionales que involucraron a clubes sudamericanos.
La brutal batalla en Avellaneda entre la Universidad de Chile e Independiente en la Copa Sudamericana, que dejó heridos graves y provocó la descalificación del equipo argentino, sirvió como advertencia sobre la peligrosidad de los enfrentamientos en estadios y alrededores.
Por ello, las autoridades de seguridad en Buenos Aires y San Pablo han incrementado las medidas de control para garantizar la integridad de los asistentes.
Desde la semana pasada, se llevan a cabo reuniones coordinadas entre los responsables de seguridad de los clubes y las autoridades gubernamentales en ambas ciudades.
Una de las estrategias principales será la recopilación exhaustiva de datos de los hinchas que adquieran entradas: nombre, apellido y número de DNI, para facilitar la identificación en el ingreso.
Además, se implementará un sistema de reconocimiento facial en los accesos a los estadios, con la finalidad de prevenir la entrada a personas con antecedentes violentos o que puedan representar un riesgo para la seguridad.
Esta política pretende minimizar la posibilidad de incidentes desafortunados, como los ocurridos en Brasil en los últimos años, incluyendo enfrentamientos en estadios y momentos de tensiones entre fanáticos.
Es importante recordar que en 2023, durante el partido entre Argentina y Brasil en el Maracaná, se registraron incidentes y enfrentamientos entre hinchas que evidenciaran una política de control aún necesaria.
También tuvieron lugar en ese mismo año la final de la Copa Libertadores entre Boca Juniors y Fluminense en el mítico estadio de Río, y en la Copa Sudamericana, los altercados en Belo Horizonte entre hinchas de Godoy Cruz y Atlético Mineiro.
En cuanto a la participación del público en el próximo encuentro, Palmeiras ha dispuesto solo de 2.000 entradas para el sector visitante en la revancha del 24 de septiembre en el Allianz Parque, lo que representa la mitad de la capacidad del estadio, que es de aproximadamente 44,000 espectadores.
La cifra ha generado cierta incomodidad en River Plate, cuyos dirigentes buscan ampliar esa cantidad, pero las restricciones del reglamento de la Conmebol y la disponibilidad limitada en el estadio paulista dificultan la gestión.
Por su parte, los precios de las entradas para los hinchas argentinos en Brasil rondarían los 70.000 pesos argentinos, equivalentes a unos 280 reales o aproximadamente 50 euros. En la ida, en el estadio La Huerta de Asunción, donde asistieron cerca de 3.000 espectadores, se notó un fuerte respaldo del Millonario. Para la próxima revancha, muchas agencias ya ofrecen paquetes de viaje para facilitar la asistencia de los hinchas argentinos, que buscarán apoyar a su equipo en tierras brasileñas.
La seguridad sigue siendo la prioridad número uno en esta clasificación de los cuartos de final, con el objetivo de prevenir cualquier eventualidad, tanto en los estadios como en los alrededores.
La historia reciente da cuenta de la importancia de estas medidas preventivas para proteger a los fanáticos y garantizar que el fútbol continúe siendo un espacio de disfrute y pasión, sin violencia ni enfrentamientos peligrosos.
En definitiva, tanto en Buenos Aires como en San Pablo, las autoridades están uniendo esfuerzos para que esta serie entre River y Palmeiras sea recordada por el nivel deportivo y no por incidentes de orden público.