El entrenador Gustavo Alfaro protagonizó un episodio inesperado durante una conferencia de prensa en Paraguay, demostrando su compromiso y cercanía con el equipo, en un momento clave para la clasificación al Mundial.

Desde que Gustavo Alfaro asumió como director técnico de la selección paraguaya de fútbol, sus conferencias de prensa se han convertido en un evento habitual y muy esperado por la prensa local e internacional.

En cada ocasión, sus declaraciones aportan no solo información, sino también momentos que generan conversación y análisis entre los aficionados y periodistas.

La última conferencia, previa al crucial partido contra Uruguay en las Eliminatorias Sudamericanas, no fue la excepción, pero sí por un evento inesperado que sorprendió a todos los presentes.

El entrenador argentino, reconocido por su carácter cercano y directo, inició la encuentro mostrando optimismo respecto a las posibilidades del equipo en la clasificación, que actualmente lo ubica en la quinta posición con 21 puntos, dejando atrás a selecciones como Colombia y Venezuela, con 15 unidades cada una.

Alfaro expresó con determinación, en palabras que reflejaban el escenario actual: "Hoy, no quiero ni pensar en un repechaje; mi objetivo es clasificar directamente a la Copa del Mundo.

Este encuentro contra Uruguay es decisivo. No podemos mirar más allá, solo pensar en estos 90 minutos."

Paraguay atraviesa un momento complejo en las eliminatorias, enfrentando además, según señaló Alfaro, dos de los desafíos más duros en el calendario: enfrentamientos con Uruguay y Brasil, además de tener que jugar en la altura de Bolivia.

El técnico dejó claro que están conscientes de las dificultades, pero que también han realizado un esfuerzo titánico para reducir la brecha respecto a los líderes.

En medio de la rueda de prensa, un incidente cambió momentáneamente el tono del encuentro. Un teléfono móvil sonó en plena sala, generando risas entre los presentes y un comentario del técnico que aportó un toque de humor: "¿Le ponemos multa?".

Sin embargo, poco después, el evento tomó un giro dramático cuando un periodista, Carlos Cabrera, sufrió un desmayo y debió ser asistido de inmediato por el personal de la Asociación Paraguaya de Fútbol y el propio Alfaro.

El fotógrafo, que trabaja en Pasión Guaraní, fue víctima de un cuadro de descompensación repentina, pero afortunadamente no tuvo mayores complicaciones y afirmó sentirse mejor tras recibir ayuda.

Cabrera agradeció públicamente el apoyo recibido y valoró la actitud de Alfaro, mencionando que fue un gesto humano que le dejó una profunda impresión.

"Ver al profe bajar hasta donde estaba para ayudarme fue muy significativo. Me llenó de orgullo y gratitud", comentó en una entrevista posterior.

Este episodio no solo refleja la empatía y liderazgo de Alfaro, sino también evidencia la pasión y compromiso que caracteriza al fútbol sudamericano, un deporte en el que las emociones y los gestos humanos a menudo trascienden las órdenes tácticas y resultados.

En perspectiva histórica, Alfaro se ha destacado en su carrera por su capacidad de afrontar situaciones adversas con calma y humanismo. Su paso por clubes como Boca Juniors y clubes en Ecuador y Argentina estuvo marcado por su estilo directo y su capacidad para motivar a sus propios jugadores y a las aficiones.

En Paraguay, ha logrado recuperar parte de la identidad futbolística del país, que en los últimos años sintió que se había perdido, y que ahora busca reafirmar en estos momentos cruciales.

La tabla de las Eliminatorias Sudamericanas refleja a Argentina en cabeza, seguida por Brasil y Uruguay, en una carrera ajustada donde Paraguay ansía mantener su paso firme para garantizar el ingreso directo a la próxima Copa del Mundo.

La semana que viene será clave, y el compromiso de Alfaro con su equipo y su país continúa siendo un ejemplo de liderazgo más allá del deporte.