El arquero Juan Pablo Cozzani fue una pieza fundamental en la histórica victoria de Platense, que confirmó su primer campeonato en mucho tiempo y su clasificación a la próxima Copa Libertadores. Su recorrido, mentalidad y liderazgo destacaron en el torneo argentino.
A solo minutos de finalización del encuentro decisivo y con los técnicos ya ofreciendo las últimas instrucciones, el silencio se apoderó del vestuario visitante en Santiago del Estero.
A 1000 kilómetros de La Plata, las tribunas vibraban con la expectativa de los hinchas de Platense, un club que días antes logró un triunfo histórico y que ahora celebraba su primera estrella en décadas.
El triunfo no solo significó el campeonato, sino también la clasificación a la próxima edición de la Copa Libertadores, un logro que parecía inalcanzable para un equipo que tradicionalmente no era considerado uno de los grandes del fútbol argentino.
La hazaña fue posible gracias en gran parte a la actuación de Juan Pablo Cozzani, el arquero que se convirtió en héroe y símbolo de la consagración calamar.
Cozzani, nacido en Mendoza, tuvo un recorrido que refleja su perseverancia y hambre de éxito. Desde muy joven, su pasión por los guantes lo llevó a probar suerte en diferentes equipos, destacándose en las categorías inferiores de Lanús, donde debutó en la Primera División antes de jugar en diversos clubes de Segunda y Primera Nacional.
A los 25 años, su paso por clubes como San Martín de San Juan, Deportivo Maipú y Platense, le dieron la experiencia necesaria para consolidarse como un arquero confiable.
Su historia refleja el esfuerzo y la constancia en busca de su sueño: llegar a lo más alto del fútbol argentino y, eventualmente, dar el salto a Europa.
En entrevista, Cozzani ha mencionado que no le gustan los atajos y que prefiere dar pasos firmes y seguros cada vez que aspira a nuevos desafíos. La preparación mental y física, además del trabajo en equipo, son sus principales herramientas.
El arquero asegura que la clave de su rendimiento está en mantener la cabeza fría: “Hay que cuidar la mente tanto como el cuerpo, eso es fundamental para no perder el foco y estar al 100% en los momentos decisivos”.
En la final contra uno de los rivales más duros del torneo, reconoció que su papel fue esencial para mantener la tranquilidad en momentos de presión y que, en general, todos en el equipo estaban muy concentrados.
A lo largo del campeonato, Cozzani tuvo varias oportunidades para demostrar su capacidad, pero en la final fue llamado a intervenir en pocas ocasiones, lo que hizo aún más valiosa su participación.
“Prefiero que no me toque mucho el protagonismo, pero si es necesario, estaré preparado paraResponder”, afirmó con humildad.
Su contrato con Platense tiene vigencia hasta 2028, una muestra de la confianza que le brindan y del compromiso que mantiene con el club. Sin embargo, se sabe que en el fútbol argentino siempre existe la posibilidad de que clubes más poderosos se interesen por sus servicios, lo que podría poner en jaque su continuidad.
En medio de la celebración, Cozzani dedicó palabras a sus hinchas: “Disfruten este momento porque es algo único en la historia del club. Somos campeones y esto nos abre las puertas a jugar en la Copa Libertadores, algo que todos soñamos”. Su liderazgo, en conjunto con la visión del cuerpo técnico y la entrega del plantel, fueron claves para alcanzar esa gloria.
El fútbol argentino, con su rica historia y múltiples historias de superación, vuelve a demostrar que con trabajo, perseverancia y liderazgo, incluso los clubes más modestos pueden alcanzar sus sueños.
Cozzani y Platense serán recordados por siempre por haber escrito uno de los capítulos más emocionantes de su historia, marcando un punto de inflexión y dejando una huella imborrable en el deporte sudamericano.