El fútbol argentino despide a uno de sus jugadores más recordados. Juan Carlos Carone, ícono de Vélez y goleador histórico, falleció a los 83 años, dejando un legado imborrable en el club y en la memoria de sus seguidores.

El mundo del fútbol argentino se viste de luto con la partida de Juan Carlos Carone, uno de los íconos históricos del Club Atlético Vélez Sarsfield.

El viernes pasado, a los 83 años, se confirmó su fallecimiento, generando una profunda tristeza entre los hinchas, exjugadores y quienes admiraron su carrera.

Pichino, como lo conocían afectuosamente, dejó una huella imborrable en la historia del Fortín. Aunque su paso por las canchas fue marcado por una lesión en el tendón de Aquiles durante el Torneo Nacional de 1968, en el que Vélez conquistó su primer título de liga, sus logros y su carácter carismático lo catapultaron como uno de los futbolistas más queridos del club.

Nacido en la Ciudad de Buenos Aires en 1942, Carone se destacó como un delantero fino, con una notable capacidad goleadora y un estilo de juego propio, que combinaba talento y picardía.

En 1965, fue el máximo artillero del campeonato, con 19 goles en esa temporada, una cifra que lo consolidó como una pieza clave de aquel plantel que llevó a Vélez a su primera gloria en el fútbol profesional argentino.

Un dato curioso: en aquel campeonato, Carone logró marcar goles de diferentes maneras, demostrando su versatilidad, y su relación con la hinchada era muy cercana.

Era habitual verlo paseando por barrios de Villa Luro, como Ramón Falcón, Rivadavia o Escalada, donde los simpatizantes lo saludaban, y muchos momentos del día a día se mezclaban con historias futbolísticas y anécdotas de su carrera.

A nivel estadístico, Juan Carlos Carone anotó un total de 76 goles en 149 partidos oficiales con Vélez, promediando aproximadamente un gol cada dos partidos.

Aunque en comparación con otras figuras de la historia del fútbol argentino, su cifra puede parecer modesta, su influencia en el club fue mucho mayor que los números.

En la lista de máximos goleadores del club, actualmente solo lo superan delanteros como Patricio Camps y Carlos Bianchi, quien estableció récords históricos con más de 200 goles.

Más allá de su faceta como goleador, Carone fue protagonista de anécdotas memorables, como aquella en la que le robó la gorra al arquero de River Plate, Amadeo Carrizo, en un partido en el viejo Monumental.

La historia refleja el carácter pícaro y rebelde del futbolista, que desbordaba su talento con acciones de picardía y humor, convirtiéndose en un personaje carismático del fútbol argentino.

Su vínculo con Vélez fue tan fuerte que, incluso fuera del campo, se lo veía paseando por su barrio, con amigos y vecinos que lo respetaban y admiraban.

Durante la década del 60 y 70, la historia de Vélez no podía entenderse sin la figura de Carone, un delantero que, con su estilo particular, incidió en la historia del club y en la memoria de sus hinchas.

En una entrevista concedida en 2012, Carone contó con humor y nostalgia detalles de su pasado, como su forma de jugar, que combinaba apariencia y estrategia para desorientar a los defensores adversarios.

«Mi fuerte no era desbordar, sino hacer la diagonal», explicó, y agregó: «Eso hacía que los defensores se confundieran, y aprovechaba los espacios.

Como diestro, prefería moverme por la izquierda, para sorprender desde allí».

Su legado va más allá de los goles, pues simboliza un fútbol de época, caracterizado por su picardía, pasión y originalidad. A lo largo de su vida, Carone también fue testigo de las transformaciones del fútbol mundial, en un contexto en el que la disciplina, la técnica y la popularidad crecieron exponencialmente desde los años 60.

Recordado como uno de los grandes ídolos de Vélez, Juan Carlos Carone deja un ejemplo de entrega y talento que trascendió generaciones. La historia del fútbol argentino extrañará su presencia, pero su legado seguirá vivo en los corazones de todos los hinchas del Fortín y en la historia del deporte nacional.