Las polémicas declaraciones de Red Bull causaron revuelo en la comunidad de fans y pilotos de Fórmula 1 tras el Gran Premio de Qatar, disputado en el circuito de Losail.

La escudería austriaca, conocida por su fuerte presencia en la escena de la F1 desde los años 2000, emitió un comunicado en el que se retractaba de sus afirmaciones y pedía disculpas públicas.

Kimi Antonelli, piloto novato de Mercedes, fue objeto de ataques en redes sociales tras su participación en la carrera. La ola de insultos y amenazas, incluyendo amenazas de muerte, tuvo un impacto importante en su integridad física y emocional. En total, más de 1,100 comentarios en sus perfiles de redes sociales fueron denunciados por conducta abusiva, y otras 330 en las cuentas oficiales del equipo.

Estas amenazas y mensajes de odio llegaron a niveles alarmantes, impulsando a Mercedes y a otras autoridades a tomar medidas. Se reportó que las plataformas recurrieron a herramientas automáticas para bloquear y esconder estos contenidos ofensivos y se informó que las investigaciones se remitirían a la Federación Internacional de Automovilismo (FIA) para que se actuara conforme a los reglamentos.

El incidente ocurrió en un momento crítico de la temporada, en donde cada punto cuenta para definir quién será el campeón mundial. Norris, con una ventaja de 12 puntos sobre Verstappen, mantenía su liderazgo en la clasificación general, y la disputa en Qatar fue vista como una de las etapas decisivas.

Sin embargo, las controversias fuera de la pista, especialmente las acusaciones infundadas, generaron un clima tenso y polémico.

Por su parte, Toto Wolff, director del equipo Mercedes, expresó su incredulidad ante las acusaciones. Comentó que era