El joven piloto argentino tuvo una carrera llena de dificultades en Interlagos, marcada por la tristeza personal, errores en pista y una fuerte caída tras un accidente. La expectativa por su rendimiento en una carrera que promete más lluvias en San Pablo mantiene en expectativa a sus seguidores.
En el aeropuerto de Ezeiza y en el Aeroparque, las salidas con destino a San Pablo se multiplican, reflejando el interés de numerosos argentinos por seguir en vivo la participación de Franco Colapinto en el Gran Premio de Brasil.
La ciudad brasileña de São Paulo suele ser un punto de escape internacional, con rutas directas hacia Norteamérica y Europa. En esta ocasión, el automovilista de Merlo viaja con la esperanza de que Alpine anuncie su continuidad en la próxima temporada y, además, de que pueda revivir su primera experiencia en Interlagos, rodeado de expectativas y desafíos.
El joven piloto argentino, que en 2024 debutó en la Fórmula 1 con Williams, llega con la motivación de mejorar sus resultados y aprender en uno de los circuitos más históricos y complicados del calendario.
En su primera participación, alcanzó un sorprendente noveno puesto en clasificación, impulsado por la buena performance en su vuelta inicial y el soporte de su equipo.
Sin embargo, la carrera fue toda una aventura marcada por la adversidad, el clima impredecible, y la tristeza personal que le tocó afrontar.
La semana comenzó con una tragedia familiar, la pérdida de su abuelo Leónidas, que su familia trató de mantener en secreto para no afectar la concentración del joven piloto en un fin de semana clave.
Apenas unas horas antes de debutar en Interlagos, la noticia se filtró a la prensa y las redes sociales, golpeando emocionalmente a Colapinto, quien se mostró entre triste y decidido a continuar.
El viernes, en la única práctica libre, el clima húmedo y la lluvia ligera no le permitieron mostrar su potencial, pero sí fue un ID inicial para su adaptación.
La clasificación, programada para el domingo en un horario atípico ante la tormenta prevista, se convirtió en un una verdadera prueba para todos los corredores, en especial para Colapinto, que debutaba en condiciones adversas.
Una intensa tormenta azotó interlagos ese día, complicando aún más la situación de los pilotos y los equipos. La lluvia puso a prueba la habilidad y la confianza de los jóvenes pilotos, y en ese contexto, Colapinto tuvo un momento crítico en la Q1. La salida de la S de Senna, en la que perdió varias posiciones, terminó en un despiste y una colisión con las barreras, que lo obligó a abandonar la sesión con tristeza, mucho antes de lo que esperaba.
Tras el accidente, el argentino no encontró fácilmente las palabras para explicar lo ocurrido, solo pudo pedir disculpas: “No sé bien qué pasó, fue irrecuperable, fue un error suyo, mil disculpas”.
La frustración y la emoción de su primera caída en carrera en Fórmula 1 estaban a flor de piel, pero a la vez, mantenía la esperanza puesta en futuras oportunidades.
Luego de su primer abandono en la categoría, Colapinto permaneció en la pista para interactuar con sus seguidores, firmando autógrafos y posando para fotos con los aficionados argentinos que se reunieron en el autódromo.
La pasión y apoyo de su gente fueron un bálsamo en un fin de semana complicado.
La carrera en sí fue una de las más accidentadas del año, marcada por múltiples banderas rojas y despistes, entre ellos el de pilotos como Carlos Sainz, Lance Stroll — que sufrió en el mismo lugar que Colapinto — Fernando Alonso y Alex Albon.
La recuperación del tailandés, que sufrió un daño en su auto, fue un ejemplo del drama que se vivió en pista.
El momento más destacado para el argentino fue su salida, que mostraba resistencia y concentración, logrando avanzar a posiciones en un circuito muy mojado y con pocas referencias.
Sin embargo, los altibajos continuaron, y tras un cambio de neumáticos en el giro 27, un toque con Ollie Bearman le hizo perder estabilidad y sufrir un fuerte accidente al final de la recta principal.
El auto de Williams impactó contra el muro con fuerza, destrozándose y dejando a Colapinto visiblemente afectado emocionalmente.
Después del incidente, en sus declaraciones oficiales, explicó que intentaba mantener la temperatura en las gomas pero perdió el control en la parte más mojada del circuito.
“Había un río muy grande, con las intermedias era inmanejable y lo perdí, no había otra opción”, aseguró. La lesión del auto y el impacto lo forzaron a abandonar con lágrimas en los ojos, en su primera experiencia en condiciones de lluvias extremas.
Pese a todo, Colapinto mantuvo una conducta ejemplar, saludando a los argentinos que seguían la carrera desde la tribuna y mostrando su gratitud por el apoyo constante.
La próxima cita en San Pablo, donde se espera que vuelvan a llover en los días previos a la carrera, será una nueva oportunidad para que demuestre su talento y madurez en pista.
La expectativa por su futuro en la Fórmula 1 sigue intacta, y su relevancia en el paddock crece a medida que acumula experiencias y dificultades en su camino hacia la élite del automovilismo mundial.