La posible cancelación o cambio de sede de la Asia Cup T20 podría ocasionar una importante pérdida de ingresos para el cricket en Pakistán, que depende en gran medida de los fondos internacionales.
La situación actual del torneo de cricket Asia Cup T20 de este año está generando una gran incertidumbre, lo que podría tener graves repercusiones económicas para el cricket en Pakistán.
Según fuentes confiables del Pakistan Cricket Board (PCB), se estima que el país podría perder aproximadamente 1.200 millones de euros en ingresos, considerando la relevancia de los fondos provenientes del Consejo Internacional de Cricket (ICC) y del Consejo Asiático de Cricket (ACC).
El PCB esperaba obtener en este ejercicio fiscal cerca de 2 millones de euros (equivalente a aproximadamente 300 millones de rupias paquistaníes) solo de la parte correspondiente al ICC, que representa una de las mayores fuentes de financiación para el deporte en la región.
Además, se proyectaba que la participación en la Asia Cup aportara cerca de 150 millones de euros (unos 22 millones de euros), junto con otros 11 millones de euros de diferentes eventos internacionales.
Estos ingresos son fundamentales para la salud financiera del cricket en Pakistán, que ha atravesado momentos complicados en los últimos años, tanto por dificultades internas como por tensiones diplomáticas en la región.
La dependencia de fondos internacionales ha sido clave para mantener en marcha las ligas nacionales, mejorar las infraestructuras y apoyar a los jugadores.
El problema principal radica en la incertidumbre sobre la organización y sede del torneo. El presidente del PCB, Mohsin Naqvi, no viajó a Singapur para las reuniones del ICC la semana pasada, participando en las sesiones de forma virtual. Esto ha sido interpretado como una señal de que las negociaciones sobre la sede podrían estar estancadas. La situación se complica aún más porque el CEO del PCB, Sumair Ahmed, que asistió a las reuniones del ICC, no recibió respuestas positivas por parte de la Junta de Cricket de la India, ni de las de Sri Lanka y Afganistán, respecto a la participación en la reunión del 24 de julio en Dhaka, donde se planeaba definir los detalles del torneo.
La resistencia de varios países, incluyendo a India, Sri Lanka, Afganistán y algunos asociados, a viajar a Dhaka, ha generado dudas sobre la celebración del evento en la fecha prevista, en septiembre.
La tensión entre India y Pakistán, sumada a las disputas diplomáticas tras recientes ataques terroristas en Pahalgam, hace que la posibilidad de mover la Asia Cup a los Emiratos Árabes Unidos sea cada vez más fuerte.
A pesar de estos obstáculos, el PCB ha incluido en su presupuesto anual unos 5 millones de euros (aproximadamente 750.000 euros) como estimación de ingresos provenientes de la próxima edición de la Liga de Cricket de Pakistán (PSL), que sigue siendo un motor económico importante para el país.
En total, el presupuesto del PCB para este año fiscal ronda los 11 millones de euros (unos 18 millones de dólares), cifras que podrían verse seriamente afectadas si las circunstancias impiden la realización del torneo.
Supuestamente, la situación actual refleja los desafíos que enfrenta el cricket en la región, donde las tensiones políticas y las problemáticas de organización están poniendo en jaque la continuidad de eventos internacionales.
La incertidumbre no solo perjudica las finanzas de los equipos y las federaciones, sino que también afecta a miles de aficionados que ven cómo su deporte favorito se ve envuelto en disputas diplomáticas y logísticas.
En la historia del cricket, eventos como la Asia Cup han sido fundamentales para fortalecer los lazos entre países y promover el deporte en zonas en conflicto.
Sin embargo, en los últimos años, las tensiones políticas y las crisis diplomáticas han puesto en peligro varias ediciones del torneo, obligando a los organizadores a replantear las sedes y fechas.
La esperanza en Pakistán y en la región es que, pese a los obstáculos, se logre encontrar una solución que permita llevar a cabo el torneo y garantizar la recuperación de los ingresos perdidos, fortaleciendo así la economía del cricket en la zona.