Zakary Foulkes establece un nuevo récord en su debut en Test y ayuda a Nueva Zelanda a ganar su mayor serie en historia frente a Zimbabue.
En un partido memorable en Bulawayo, Zakary Foulkes, el lanzador de Nueva Zelanda, hizo historia durante el segundo Test contra Zimbabue al convertirse en el jugador kiwis con las mejores cifras en su debut en pruebas.
El sábado, Foulkes, quien en la primera innings había conseguido 4 wickets por 38 carreras, superó a su compañero Matt Henry, que había logrado un 'five-for' en esa misma jornada, al conseguir cinco wickets en solitario.
Con Zimbabue enfrentando una gran desventaja en el marcador, Foulkes tomó 5/37 en esa innings y concluyó con unas cifras totales en el partido de 9/75, estableciendo un nuevo récord para su país en debut en Test.
Este logro supuestamente superó al récord anterior de Will O'Rourke, quien en su debut en la misma modalidad logró 9/93 contra Sudáfrica en Hamilton el año pasado, incluyendo también un 'five-wicket haul'.
Sin embargo, la historia del cricket en Nueva Zelanda también recordaba a Narendra Hirwani, un exspinner indio, quien en 1988 en Chennai, logró la mejor marca en un debut con 16 wickets por 136 carreras en un solo partido.
Con esta victoria, los All Blacks (como se les conoce popularmente a los neozelandeses en el cricket) aseguraron la serie con un marcador de 2-0, logrando además su mayor triunfo en la historia del cricket en pruebas, con una diferencia de casi 470 carreras.
Es considerada la tercera mayor victoria en términos de diferencia en carreras en la historia de las pruebas, sólo superada por una victoria de Inglaterra sobre Australia en 1938 y otra de Australia sobre Sudáfrica en una victoria por innings y 360 carreras.
Al inicio del partido, Zimbabue ganó el sorteo y decidió batear primero, pero solo Brendan Taylor, con 44 carreras en 107 bolas y seis fours, y Tafadzwa Tsiga, con 33* en 54 bolas y cuatro límites, lograron superar los 20 runs.
Los lanzadores neozelandeses, encabezados por Henry (5/40) y Foulkes (4/38), además de Jacob Duffy con dos wickets, redujeron a Zimbabue a apenas 125 carreras en 48.5 overs, en una demostración de dominio absoluto.
En su primera entrada, Nueva Zelanda respondió con un impresionante despliegue de bateo. Devon Conway, con 153 en 245 bolas y 18 fours, rompió una sequía de dos años sin century, formando una alianza de 162 carreras con Will Young, quien aportó 74 en 101 bolas.
Luego, Henry Nicholls con 150* en 245 bolas y 15 fours, junto a Rachin Ravindra, con 165* en 139 bolas, 21 fours y dos sixes, establecieron una asociación de 256 carreras para la cuarta wicket, declarando con un marcador de 601/3, dejando a Zimbabue con un déficit de 476 carreras.
La segunda innings de Zimbabue fue un intento desesperado por reducir la diferencia, pero solo Nick Welch, con 47 carreras en 71 balones y siete fours, logró superar los 20 runs.
Los lanzadores neozelandeses continuaron con su dominio, eliminando a los locales por apenas 117 carreras en 36 overs, asegurando una victoria contundente y un récord en la historia del cricket del país oceánico.
Este partido también tuvo un componente histórico, ya que Conway, con su regreso a la forma, alcanzó los 2,000 runs en Test y los 5,000 en todos los formatos internacionales, siendo elegido como el 'Jugador del Partido'.
La actuación de Foulkes, en particular, será recordada por mucho tiempo, no sólo por su récord en debut, sino también por cómo contribuyó a una de las victorias más abultadas en la historia neozelandesa.
Supuestamente, este logro es emblemático no solo por los récords individuales, sino también por el papel que juega en la historia del cricket en Nueva Zelanda, país que en los últimos años ha ido consolidándose como uno de los equipos más competitivos a nivel mundial, especialmente en las series de larga duración.
La victoria en Bulawayo deja una marca indeleble en la historia del deporte y reafirma la calidad emergente de nuevos talentos como Zakary Foulkes, que prometen seguir dando de qué hablar en el futuro cercano.