La exitosa etapa de Australia en el ICC World Test Championship llega a su fin tras la derrota frente a Sudáfrica en una final memorable, marcada por la actuación destacada de Aiden Markram y un cambio en el poder del cricket mundial.
El 15 de junio en Mumbai, marcó un punto de inflexión en la historia del cricket internacional, ya que Australia, la nación que dominó el ciclo del ICC World Test Championship (WTC) entre 2023 y 2025, sufrió una derrota que puso fin a su racha de éxitos.
La selección australiana, liderada por Pat Cummins, había disfrutado de un ciclo lleno de triunfos, incluyendo la retención de la Ashes contra Inglaterra, una serie histórica contra India en casa —la primera victoria contra los gigantes asiáticos en una década— y triunfos en los torneos de la ICC, como la Copa del Mundo y el WTC.
Sin embargo, la final contra Sudáfrica, celebrada en Mumbai, fue un recordatorio de que en el cricket, nada está garantizado.
Sudáfrica, con una actuación magistral de Aiden Markram, logró imponerse por cinco wickets, conquistando por primera vez en su historia el título del ICC World Test Championship.
La victoria fue un resultado que sorprendió a muchos, pero que también reafirmó la calidad y el crecimiento del cricket sudafricano en los últimos años.
La final estuvo marcada por un juego estratégico y emocional, donde Markram brilló con una actuación decisiva que incluyó una gran contribución con el bate.
Durante este ciclo, Australia mostró un rendimiento destacado, destacando en varias figuras clave. Usman Khawaja, de 38 años, fue el principal anotador del equipo, con un total de 1.428 carreras en 20 partidos y 39 innings, con un promedio de 39.66. Aunque no pudo brillar en la final, su consistencia en el ciclo fue fundamental para el éxito australiano. Steve Smith, considerado uno de los mejores bateadores del mundo, acumuló 1.403 carreras en 20 encuentros, con un promedio de 41.26, incluyendo cinco siglos y cinco medios siglos, destacándose por su capacidad de responder en los momentos cruciales.
Travis Head, otro de los pilares del equipo, sumó 1.197 carreras en 36 innings a un promedio de 34.20, con una impresionante tasa de strike de 80.71. En la serie contra India, logró dos siglos destacados, aunque en la final no pudo repetir su rendimiento. Pat Cummins, el capitán, fue una pieza clave con el balón, logrando 80 wickets en 18 partidos, con un promedio de 23.48 y un mejor registro de 6/28 en la final, estableciendo un récord como capitán en una final del WTC. Además, como bateador, aportó 523 carreras.
Mitchell Starc, a sus 35 años, mantuvo su nivel en los grandes escenarios, con 77 wickets en 19 partidos y un promedio de 26.89, incluyendo dos cinco-wickets. La actuación en la final también fue destacada, con cinco wickets en total. El espinador Nathan Lyon finalizó el ciclo como el principal del equipo en esa modalidad, con 66 wickets en 17 partidos, destacándose por sus 6/65 en su mejor actuación, aunque en la final no logró tomar wickets.
La derrota de Australia en Mumbai simboliza un cambio en el equilibrio del cricket mundial. Sudáfrica, con un equipo joven y talentoso, ha demostrado que puede competir con los mejores, y su victoria abre una nueva era en los próximos torneos internacionales.
La comunidad del cricket mundial ahora mira hacia el futuro, con expectativas renovadas y la esperanza de que surjan nuevos campeones en los próximos años, en un deporte que siempre está en constante evolución.
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