La final de la Copa del Rey entre Barcelona y Real Madrid finalizó en un escándalo tras un incidente con el árbitro y la expulsión de Antonio Rudiger.

La final de la Copa del Rey se convirtió en un espectáculo inolvidable y polémico, ya que el FC Barcelona logró llevarse el trofeo tras una emocionante victoria por 3-2 sobre el Real Madrid, gracias a un gol decisivo de Jules Koundé en el último instante del partido.

Lo que parecía dirigirse a una tanda de penaltis se transformó en un escándalo durante el tiempo suplementario.

Antonio Rudiger, defensor del equipo merengue, perdió los estribos cuando el árbitro Ricardo De Burgos Bengoetxea sancionó un manotazo de Kylian Mbappé, interrumpiendo lo que parecía un ataque prometedor del Real Madrid.

El enfado del alemán fue tal que decidió lanzar un hielazo al árbitro, lo que le costó una tarjeta roja directa. Este acto, poco habitual en el deporte rey, fue controlado por varios compañeros, quienes intervinieron para evitar que la situación se agravara.

Rudiger había sido sustituido por Endrick poco antes del incidente, y su frustración era evidente, especialmente tras solicitar atención médica debido a molestias en las rodillas.

A pesar de la atención recibida, no pudo contener su ira cuando se dio cuenta de que su equipo no tendría la oportunidad de empatar.

El momento se intensificó después de que se vio a un proyectil lanzado desde el banquillo del Real Madrid, aterrizando cerca del árbitro. En medio del caos, se observó a Rudiger en el banquillo, sacándose un hielo de las rodillas y arrojándolo al árbitro, un gesto que dejó a muchos sorprendidos dada la magnitud del evento.

A sus 32 años, este tipo de comportamiento puede resultar muy perjudicial para la carrera de un futbolista. Después de ser retirado del campo por un miembro del cuerpo técnico, Rudiger regresó más calmado para participar en la entrega de premios, aunque su futuro inmediato en la competición se ve amenazado por una posible sanción severa.

Este partido, que tenía una narrativa rica, con un dominio inicial del Barcelona y una destacada remontada del Real Madrid, culminó con el espectacular gol de Koundé que dejó a los aficionados en un estado de shock y euforia.

La historia de esta final de Copa del Rey no solo será recordada por el juego, sino también por las controversias y el comportamiento inusual de los jugadores en momentos críticos.

En la historia del fútbol, raramente se han visto situaciones tan explosivas y llenas de tensión, lo que convierte este partido en un capítulo memorable para ambos equipos y sus seguidores.