El ex campeón mundial Anthony Joshua se enfrentará al controversial youtuber Jake Paul en un combate que ha despertado debates sobre la seguridad, el deporte y el negocio del boxeo, con una bolsa que supera los 170 millones de euros.
El próximo viernes 19 de diciembre, el Kaseya Center de Miami será escenario de una pelea que ha generado gran revuelo en el mundo del boxeo y del entretenimiento.
La velada, bautizada como Judgment Day, reunirá a dos protagonistas de perfiles muy distintos pero ambos con un impacto mediático considerable. Por un lado, Anthony Joshua, el reconocido ex campeón mundial de peso pesado y medallista olímpico, y por otro, Jake Paul, el YouTuber convertido en boxeador profesional que sigue despertando pasiones y polémicas.
La pelea ha despertado muchas expectativas, fundamentalmente por el monto de la bolsa total, que alcanza alrededor de 160 millones de euros, una cifra que refleja no solo el interés deportivo sino también el valor comercial que ha adquirido esta especie de fenómeno cultural.
La transmisión será en vivo por Netflix, garantizando una audiencia global y millonaria. Jake Paul, que en su último combate derrotó al mexicano Julio César Chávez Jr. en junio pasado en la categoría semipesado, ahora dará el salto a los pesos pesados para enfrentarse a Joshua en un enfrentamiento que ha desatado tanto entusiasmo como críticas.
Este combate ha puesto sobre la mesa una serie de discusiones que trascienden lo deportivo. La diferencia de peso, tamaño y experiencia entre ambos es notable: Joshua mide casi dos metros (1,98 m) y pesó 105,5 kilogramos, mientras que Paul, de 28 años, alcanza los 185 centímetros y pesa aproximadamente 89,5 kilogramos.
La diferencia en estatura y masa muscular ha generado inquietudes sobre la seguridad del enfrentamiento, ya que varias voces del mundo del boxeo han advertido sobre el riesgo de lesiones graves, particularmente para el menos experimentado Paul.
Desde la perspectiva técnica y contractual, también hay puntos muy particulares. Por ejemplo, Joshua no podía exceder las 111 kilogramos —equivalente a las 245 libras— y marcó 109,7 kilos en los pesajes oficiales. Además, el combate constará de ocho rounds de tres minutos cada uno y se realizará en un ring ligeramente más amplio que el estándar, diseñado para disminuir riesgos pero sin eliminar las diferencias físicas evidentes.
El origen de este encuentro no fue estrictamente deportivo; fue más un movimiento estratégico de marketing y promoción. Jake Paul, que saltó a la fama en las redes sociales y en el mundo del entretenimiento, ha desafiado públicamente a Joshua en múltiples ocasiones. El promotor del británico, Eddie Hearn, ha expresado públicamente que el combate no tiene la misma validez que una pelea convencional y que la intención principal es aprovechar la exposición mediática y los beneficios económicos.
Hearn además advirtió que una derrota para Joshua sería un golpe duro para su carrera y para el prestigio del boxeo. Por su parte, Paul confía en que ofrecerá un espectáculo de alto nivel, aunque reconoce la desventaja en experiencia y tamaño. Su récord incluye catorce peleas con doce victorias —siete de ellas por la vía rápida— y una sola derrota, además de su notoriedad en redes sociales, donde suma más de 20 millones de seguidores.
Este fenómeno, conocido como influencer boxing, ha transformado el panorama del boxeo en los últimos años. A partir de eventos como la pelea entre KSI y Logan Paul en 2018, el deporte ha visto una integración más fuerte con figuras públicas, celebridades y plataformas digitales.
Muchas de estas peleas se han convertido en eventos masivos que generan cifras millonarias y atraen especialmente a las audiencias jóvenes. Sin embargo, también enfrentan críticas por sus riesgos, por la posible pérdida de credibilidad del deporte y por el impacto en el valor de los rankings tradicionales.
Este combate entre Joshua y Paul representa quizás la confrontación más mediática y polémica en la historia del influencer boxing, con una bolsa récord que refleja el impacto económico y social que ha alcanzado este fenómeno.
Más allá del resultado final, la pelea simboliza un cambio en las dinámicas del deporte, donde la visibilidad y el negocio parecen estar desplazando los valores deportivos tradicionales, y obliga al boxeo a afrontar preguntas sobre su futuro y su credibilidad en un mercado cada vez más digitalizado.