El icónico jugador y entrenador de la NBA, Lenny Wilkens, falleció en Washington a los 88 años, dejando un legado imborrable en el mundo del baloncesto. Sus logros y contribuciones han sido reconocidos internacionalmente.
La comunidad del baloncesto en los Estados Unidos y en todo el mundo está de luto tras el fallecimiento de Lenny Wilkens, uno de los máximos representantes de la historia de la NBA.
A sus 88 años, Wilkens dejó un impresionante legado como jugador y entrenador, consolidándose como una de las figuras más respetadas y admiradas del deporte.
Lenny Wilkens nació en 1937 en Brooklyn, Nueva York, y desde joven mostró un talento excepcional para el baloncesto. Su carrera como jugador profesional comenzó en la década de 1960, cuando fue seleccionado en la sexta posición del draft de la NBA en 1960 por los St.
Louis Hawks. En ese momento, la NBA ya contaba con leyendas como Bill Russell y Wilt Chamberlain, pero Wilkens pronto se hizo un lugar en la liga gracias a su visión de juego, habilidades como anotador, y su capacidad para distribuir asistencias.
Durante 15 temporadas en la NBA, Wilkens se consolidó como uno de los mejores bases de la historia. Disputó partidos con equipos emblemáticos como los Seattle SuperSonics, Cleveland Cavaliers y Portland Trail Blazers. En la temporada de 1970, logró un promedio de 9,1 asistencias por partido, siendo su récord personal y uno de los mejores en esa época. Cuando se retiró en 1975, era el segundo máximo asistidor en la historia de la liga, solo detrás de figuras de la talla de Oscar Robertson.
Su impacto en la cancha fue solo el comienzo. Wilkens también destacó por su inteligencia en el juego, lo que le permitió transicionar con éxito a la carrera de entrenador. Comenzó a dirigir durante su etapa como jugador en Seattle, combinando ambas funciones, y finalmente se dedicó a la dirección técnica a tiempo completo.
Su liderazgo llevó a los SuperSonics a ganar su único campeonato de la NBA en la temporada 1978-1979, un logro que elevó su estatus en la historia del baloncesto.
A lo largo de su carrera como entrenador, que abarcó más de tres décadas, Wilkens estableció récords y conquistó reconocimientos. En 1994, fue galardonado con el premio a Mejor Entrenador de la NBA, y en 1996 fue incluido en el Salón de la Fama tanto como jugador como entrenador, un logro reservado a pocos.
Su porcentaje de victorias como técnico, de aproximadamente 53.6%, lo coloca entre los entrenadores más eficientes y destacados de la historia.
Con más de 2,487 partidos dirigidos y 1,332 victorias en su haber, Wilkens solo quedó detrás de figuras como Gregg Popovich y Don Nelson en número de triunfos.
Sus récords y contribuciones lo llevaron a ser una figura de referencia en la NBA y en el deporte mundial. En reconocimiento a su legado, fue considerado uno de los 75 mejores jugadores y uno de los 15 mejores entrenadores de todos los tiempos en la liga.
La influencia de Wilkens trasciende las canchas, siendo un ejemplo de dedicación, liderazgo y humildad. El comisionado de la NBA, Adam Silver, expresó: "Lenny Wilkens personificó lo mejor del baloncesto. Fue un jugador y entrenador del Salón de la Fama, además de uno de los embajadores más respetados del deporte". Con su partida, el mundo del baloncesto pierde a uno de sus grandes íconos, pero su legado seguirá inspirando a generaciones futuras.