La gestión de Claudio Tapia al frente de la AFA enfrenta críticas y posibles irregularidades, mientras un grupo de dirigentes cercanos ocupan puestos en FIFA y CONMEBOL, consolidando poder y viáticos.
La gestión de Claudio Tapia al frente de la AFA atraviesa su momento más complejo, rodeada de cuestionamientos institucionales y una investigación por supuestas inconsistencias patrimoniales, además de vínculos que lo relacionan con Sur Finanzas, la financiera de Ariel Vallejo.
Tapia no navega solo en este recorrido; detrás suyo se alza un grupo numeroso de dirigentes que lo apoyan por convicción o por conveniencia, y que le han ido asegurando presencia en instancias decisivas.
Este entramado no sólo fortalece a Tapia, sino que coloca a distintos actores a la espera de cada decisión, con miras a posicionarse en FIFA y, sobre todo, en CONMEBOL.
Hacia FIFA, Tapia fue designado como presidente de la Comisión de Reglas de Juego y, según la misma fuente, hubo otras siete nominaciones para allegados suyos, entre ellos Luciano Nakis (titular de Armenio y prosecretario general de la AFA, conocido popularmente como el “secanucas”), Cristian Malaspina (secretario general de la AFA y presidente de Argentinos Juniors), Javier Méndez Cartier (presidente de Excursionistas), Federico Beligoy (actual director de Arbitraje) y otras designaciones en Comisiones de Futsal, Grupos de Interés y Medicina.
Según Clarín, estos cargos no son remunerados, pero sí cubren gastos de traslado y viáticos cuando se debe viajar para reuniones en otros países. En la práctica, se percibe como un reconocimiento político más que una función puramente técnica.
La influencia de Tapia no se detiene en la FIFA; también se extiende a CONMEBOL. El presidente de la AFA figura como vicepresidente segundo de la entidad sudamericana y, según su declaración jurada, percibe en torno a 718.536.500 ARS por “dos horas semanales”. Convertido a euros con un tipo de cambio de referencia (aproximadamente 1 EUR = 350 ARS), esa cifra alcanza cerca de 2,05 millones de euros; una cantidad que ilustra la magnitud de la retribución reportada para ese cargo.
Además, la fuente asegura que el puesto de Tapia ante CONMEBOL está acompañado por un rubro de gastos y viajes que, en la práctica, se traduce en un coste elevado para la organización.
A efectos de comparación, la declaración también alude a ingresos que, al convertirlos, se aproximan a un promedio de decenas de miles de euros mensuales en función de la estructura de pagos y viáticos asociados.
Entre los demás argentinos en CONMEBOL, figuran figuras como Ricardo Ángel Rosica (en la Comisión de Gobernanza y Transparencia), Gastón Mario Marangos (Cumplimiento y Auditoría), Jorge Ignacio Moreno (Disciplinaria) y Juan Bautista Mahiques (Ética), cada uno con funciones que fortalecen la influencia de la AFA en el marco regional.
Además, existen puestos vinculados a delegados de CONMEBOL, que financian parte de los viajes y la logística de los partidos de Libertadores y Sudamericana.
Se paga alrededor de 1.200 USD por partido, lo que, con el tipo de cambio de referencia, representa aproximadamente 1.100 euros por encuentro, y se cubren también traslados, alojamientos y comidas en hoteles de lujo.
Más allá de la monetaryía puntual, el núcleo de poder que rodea a Tapia se apoya en la capacidad de premiar a sus allegados con cargos en organismos internacionales y, de esa forma, asegurar su respaldo cuando llega el momento de las votaciones clave que pueden extender su mandato en la AFA.
El planteamiento no es meramente personal; se ve como un modo de distribuir poder, viajes VIP y recursos que permiten consolidar una red de influencia en FIFA y CONMEBOL.
La memoria reciente de la AFA aporta antecedentes que ayudan a entender este fenómeno. En 2016, durante la Copa América disputada en Estados Unidos, Tapia acompañó a la delegación y gestionó recursos para solventar demoras logísticas, una acción que terminó fortaleciendo su vínculo con jugadores y técnicos.
Con Nakis como referente de la área de Selecciones y Miadosqui al frente de la secretaría, junto a Lovato, Camarero y Méndez Cartier en cargos de Juveniles y Desarrollo, la red de comisiones y delegaciones que rodea a Tapia ha ido tejiéndose durante años.
En este contexto, la cuestión ética y la claridad de las designaciones se convierten en obstáculos que la AFA debe abordar para evitar conflictos de interés y garantizar una gobernanza transparente.
Mientras las autoridades y los observadores evalúan estas dinámicas, Tapia continúa contando con una red de dirigentes que esperan sus próximos movimientos y la posibilidad de mantener su influencia en las cumbres internacionales, con la promesa de proteger los intereses de un fútbol argentino que, entre tanto, observa cómo se diluye la línea entre gestión deportiva y política de poder.