La región catalana elimina las limitaciones en el uso del agua tras una significativa recuperación de los niveles en los embalses. Se prevén nuevas infraestructuras para garantizar el suministro a futuro.

La Generalitat de Cataluña ha anunciado la eliminación de las restricciones en el uso del agua para los 493 municipios que dependen de los embalses del Ter Llobregat.

Esta noticia llega tras un periodo de sequía que se extendió durante 56 meses, lo que originó una intensa preocupación en la población. Ahora, la región más densamente poblada de España pasará del escenario de alerta al de prealerta, una mejora notable que refleja la recuperación de los recursos hídricos.

Los embalses del Ter Llobregat han alcanzado un nivel de capacidad superior al 64%, lo que representa más del doble de lo que se registraba hace tan solo un mes.

Este aumento en la capacidad es un indicativo de las condiciones climáticas más favorables y de la gestión eficiente del agua. Asimismo, se ha decidido que el acuífero del Baix Ter vuelva a la normalidad y que el acuífero del Fluvià Muga pase de la excepcionalidad a la alerta.

En total, nueve áreas estarán en estado de normalidad, cinco en prealerta y cuatro en alerta. Esto significa que catorce de las dieciocho zonas de las cuencas internas ya no enfrentan limitaciones en el uso del agua.

Con la eliminación de estas restricciones, se facilita el riego agrícola y se recuperan los caudales ambientales, marcando así el fin de un periodo de limitaciones que persistió durante los últimos dos años.

También se han eliminado las restricciones aplicadas en diversos usos urbanos, lo cual representa una gran noticia para la ciudadanía.

El Govern catalán tiene como objetivo desarrollar infraestructuras de abastecimiento que estén listas para el año 2025, lo que aportará 31 hectómetros cúbicos adicionales y, en colaboración con los ayuntamientos, se busca mejorar la red de distribución de agua para ahorrar aún más recursos, específicamente 25 hectómetros cúbicos anuales.

Además de estas importantes iniciativas, las plantas desalinizadoras de Cataluña seguirán operando a un alto rendimiento, alcanzando un 90% de su capacidad, en lugar del 100% que se utilizó durante periodos críticos.

Este enfoque busca no solo asegurar el suministro de agua potable, sino también permitir la recarga de acuíferos vitales para el ecosistema local.

El manejo del agua en Cataluña ha sido un tema crucial en la historia reciente de la región, especialmente teniendo en cuenta el cambio climático y sus efectos en la disponibilidad de recursos hídricos.

En anteriores años, particularmente en 2008 y 2017, Cataluña ya enfrentó crisis de agua donde se implementaron medidas restrictivas similares. Hoy, ante la mejora en los niveles de agua, el desafío se centra en garantizar que esta situación se mantenga y que se eviten futuras sequías.