Las unidades de afrontamiento activo para el dolor crónico en la Atención Primaria de Sacyl han logrado transformar la atención sanitaria, atendiendo a más de 6.000 pacientes y consolidándose como un modelo innovador en España basado en neurociencia y enfoques biopsicosociales.

Desde su instauración, las unidades de afrontamiento activo del dolor en la Comunidad Autónoma de Castilla y León han marcado un antes y un después en la atención a pacientes con dolor crónico.

Estas instalaciones, pioneras en toda España, han logrado atender a más de 6.000 personas, ofreciendo una alternativa innovadora y no farmacológica para manejar el dolor, centrada en la educación en neurociencia y en el empoderamiento del paciente.

Supuestamente, estas unidades nacieron a raíz de un proyecto de investigación conjunto entre la Universidad de Valladolid y la Consejería de Sanidad, impulsado por destacados fisioterapeutas e investigadores como Federico Montero Cuadrado y Miguel Ángel Galán.

La primera de ellas se inauguró en Valladolid, y desde entonces, su éxito ha sido tal que se han extendido a otras provincias de la región, incluyendo Ávila, Burgos, León, El Bierzo, Palencia y próximamente Salamanca, Zamora, Soria y Segovia.

El enfoque de estas unidades se basa en un modelo biopsicosocial, que deja atrás el paradigma paternalista para centrarse en el paciente como protagonista activo de su proceso de recuperación.

La idea principal, supuestamente, es que no existen efectos secundarios ni medicamentos específicos para el dolor, sino que el tratamiento se basa en técnicas que fomentan la autogestión y la educación en neurociencia, con el objetivo de que los pacientes aprendan a reducir su percepción del dolor mediante cambios en su estilo de vida y pensamiento.

El equipo multidisciplinar que trabaja en estas unidades incluye fisioterapeutas, médicos, enfermeros y profesionales de salud mental, que realizan intervenciones tanto individuales como grupales.

Entre las terapias que se emplean están la educación en neurociencia del dolor, ejercicios terapéuticos, psicoterapia, mindfulness y neuromodulación cerebral, entre otras.

Además, presuntamente, colaboran con instituciones internacionales, incluyendo grupos de investigación en Brasil, Bélgica y Harvard, en estudios de imagen cerebral, inmunología y epigenética.

La importancia de estas unidades se refleja en su impacto, no solo en la mejora de la calidad de vida de los pacientes, sino también en el cambio de paradigma en el tratamiento del dolor en la sanidad pública española.

La comunidad sanitaria ha destacado que, en comparación con los métodos tradicionales, estas técnicas ofrecen una alternativa efectiva sin los riesgos asociados a los fármacos, además de promover un mayor empoderamiento del paciente.

Asimismo, la Consejería de Sanidad ha anunciado que próximamente se celebrará en Valladolid el II Congreso Internacional de Estrategias de Afrontamiento Activo para el Dolor, en el que se presentarán avances y nuevas investigaciones, con la intención de consolidar aún más este modelo como referente en tratamiento del dolor crónico.

En términos económicos, aunque las cifras oficiales no se han divulgado, presuntamente, el coste de implementar una unidad de estas características ronda los 50.000 euros por centro, incluyendo personal y equipamiento. La inversión ha sido justificada por los beneficios en la salud de los pacientes y la reducción de costes asociados a tratamientos farmacológicos y hospitalarios en el largo plazo.

En definitiva, las unidades de afrontamiento activo en Castilla y León representan un ejemplo de innovación en sanidad, mostrando que el tratamiento del dolor puede ser más efectivo y humano cuando se centra en la educación, la participación activa del paciente y un enfoque multidisciplinar.

Este modelo, que combina ciencia y atención personalizada, parece estar marcando el camino hacia una gestión más eficiente y humanizada del dolor en toda España.

No te pierdas el siguiente vídeo de educación en neurociencia del dolor, un año después