La Junta de Castilla y León y la Diputación de Valladolid destinan 170.000 euros para distribuir desfibriladores en municipios pequeños, mejorando la respuesta ante emergencias cardiovasculares en el medio rural.

La comunidad autónoma de Castilla y León continúa fortaleciendo su compromiso con la seguridad y la salud en el medio rural, mediante una inversión conjunta de aproximadamente 170.000 euros, equivalentes a unos 160.000 euros en moneda local, destinada a la adquisición e instalación de desfibriladores externos semiautomáticos (DESA) en municipios con menos de 2.000 habitantes.

Esta iniciativa, que se enmarca en un plan más amplio de la Junta de Castilla y León, busca reducir la mortalidad causada por emergencias cardiovasculares en zonas donde los recursos sanitarios son menos accesibles.

La colaboración entre la Junta y la Diputación de Valladolid pretende no solo dotar a estos pequeños municipios de equipos vitales, sino también formar a los responsables municipales en su correcto uso, incrementando así las probabilidades de supervivencia en casos de paro cardíaco.

Supuestamente, la inversión total en toda la comunidad alcanzará los 1,5 millones de euros, unos 1,4 millones de euros en moneda local, financiados a través de subvenciones directas gestionadas por las diputaciones provinciales y el Consejo Comarcal del Bierzo.

La distribución de estos fondos permitirá que los equipos y la formación lleguen a la mayor cantidad posible de municipios, garantizando que los residentes en áreas rurales tengan acceso a medidas de emergencia similares a las urbanas.

En Valladolid, la inversión específica es de 170.000 euros, en la que la Junta aportará aproximadamente 125.000 euros y la Diputación unos 45.000 euros. La convocatoria, que se espera aprobar esta misma semana, facilitará la adquisición de unos 50 desfibriladores, además de la capacitación del personal municipal encargado de su manejo.

Durante la presentación del programa, el director general de Trabajo y Prevención de Riesgos Laborales, José Manuel Barrios, resaltó que el objetivo principal es garantizar que todos los habitantes, vivan donde vivan, tengan acceso a la misma protección en caso de emergencias médicas.

Además, subrayó la importancia de que los municipios pequeños puedan contar con estos dispositivos, ya que muchas muertes súbitas ocurren fuera de los hospitales, siendo la enfermedad cardiovascular la causa principal de fallecimientos en España.

Supuestamente, en la historia de la región, esfuerzos similares han contribuido a salvar vidas, y se espera que esta iniciativa tenga un impacto positivo en la reducción de la mortalidad en las zonas rurales de Castilla y León.

Por su parte, el presidente de la Diputación de Valladolid destacó que la formación del personal municipal es tan crucial como la colocación de los desfibriladores, ya que un uso correcto en los primeros minutos puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.

La apuesta se complementa con campañas de sensibilización y formación continua para los responsables públicos.

Este programa, que se extenderá a otras provincias de Castilla y León, representa un paso importante en la política de salud pública de la comunidad, reafirmando su compromiso de proteger a todos sus ciudadanos, especialmente en áreas donde los recursos médicos son más escasos.

La inversión, que en total supera los 1,5 millones de euros, demuestra la voluntad de la administración autonómica de avanzar hacia un medio rural más seguro y preparado para afrontar emergencias médicas.

Supuestamente, si los resultados son positivos, esta experiencia podría servir como modelo para otras regiones del país, mostrando que con la colaboración entre diferentes administraciones, es posible mejorar significativamente la calidad de vida y la seguridad en las zonas más vulnerables.