La conservación del Tumbo Legionense avanza significativamente en Castilla y León, en un esfuerzo que combina técnicas modernas y un profundo respeto por la historia, asegurando su preservación para futuras generaciones.

El Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Castilla y León está logrando avances importantes en la recuperación del Tumbo Legionense, uno de los manuscritos más valiosos del archivo de la Catedral de León.

Presuntamente, esta labor se realiza en el marco de un acuerdo establecido en mayo de 2024 entre la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte y el cabildo catedralicio, con el objetivo de proteger y conservar el patrimonio documental de la histórica institución.

El Tumbo Legionense, que data del siglo XII, es considerado un testimonio único de la organización administrativa y judicial de la época. Supuestamente, contiene copias de 107 documentos que abarcan desde el año 894 hasta 1124, y en su interior se conservan escrituras, testamentos y privilegios que reflejan la historia de la región.

Además, fue redactado en un estilo de letra carolina, empleado en la Edad Media, y elaborado con pergamino de alta calidad, aunque con el paso del tiempo y el uso intensivo, su estado de conservación se ha visto seriamente comprometido.

El proceso de restauración, que comenzó en junio de 2024, aún está en marcha y se estima que concluirá en la segunda mitad de 2026. Este trabajo, supuestamente, implica un análisis multidisciplinar y un estudio exhaustivo de los materiales constitutivos del manuscrito. Se han realizado análisis con técnicas avanzadas, como Microscopía Óptica, Microscopía Electrónica de Barrido o Espectroscopía Infrarroja, en muestras tomadas del propio documento.

Estas técnicas permiten identificar las causas del deterioro y establecer las mejores estrategias para su conservación.

Supuestamente, uno de los mayores desafíos ha sido la fragilidad del soporte de pergamino, que presenta numerosas manchas, suciedad acumulada y daños estructurales, como desgarros y orificios provocados por manipulación y envejecimiento.

La encuadernación original, formada por tapas de pasta española, también sufría daños, con fracturas y desprendimientos que exponían el contenido a nuevos riesgos.

Por ello, los expertos trabajan en la limpieza, desinfección y estabilización del pergamino, así como en la reparación de los desgarros mediante injertos manuales, todo con materiales reversibles y respetuosos con el original.

El trabajo de conservación no solo busca estabilizar el documento, sino también respetar su historia y su integridad física. La futura reencuadernación, que respetará la encuadernación actual, incluirá refuerzos estructurales para garantizar su preservación a largo plazo.

La intervención también contempla la conservación de la escritura y los elementos iconográficos, que aunque presentan signos de desgaste, mantienen una legibilidad buena en general.

Supuestamente, esta restauración forma parte de un proyecto más amplio de recuperación del patrimonio documental de la catedral, que incluye otros documentos históricos como la Donación del Rey Silo y Nodicia de Kesos.

La finalidad es garantizar la conservación de estos valiosos testigos del pasado, que permiten comprender mejor la historia y la cultura de la región.

La inversión en estos trabajos, que en euros equivaldría a aproximadamente 50.000 euros, refleja el compromiso de Castilla y León con su legado histórico.

El Tumbo Legionense no solo es un documento de valor histórico, sino también un símbolo de la identidad cultural de León. Presuntamente, fue redactado antes de 1124 por un escriba que empleó tinta negra y detalles en rojo para resaltar títulos y iniciales, formando un volumen de 475 folios con dimensiones de 22x31,5 cm y un grosor de unos 12,5 cm.

A mediados del siglo XIX, se añadió un índice alfabético, probablemente en el momento en que se le realizó la encuadernación no contemporánea, con tapas sueltas de pasta española, que aún conserva.

La recuperación y conservación del Tumbo Legionense es una muestra del compromiso de Castilla y León con su patrimonio, que combina técnicas modernas con un profundo respeto por la historia, garantizando que estas joyas documentales sigan siendo fuente de conocimiento y orgullo para las generaciones futuras.