El reciente nacimiento de un polluelo de quebrantahuesos en libertad en el Moncayo representa un avance crucial en la recuperación de esta especie en la región del Sistema Ibérico, después de más de un siglo de ausencia. Este logro refleja el éxito de los esfuerzos de conservación y la colaboración entre diferentes administraciones y organizaciones ambientales, y abre una nueva esperanza para la supervivencia del emblemático ave en la península ibérica.
El nacimiento de un polluelo de quebrantahuesos en libertad en el Parque Natural del Moncayo ha marcado un momento histórico en la conservación de esta especie en la península ibérica.
Tras más de cien años sin registros de reproducción natural en esta zona, este evento significa una señal clara de la recuperación de una especie que estuvo al borde de la extinción y que ahora comienza a expandirse nuevamente por su antiguo territorio.
El quebrantahuesos (Gypaetus barbatus), conocido por su imponente figura y su papel como necrófago, ha sido durante décadas un símbolo de conservación en Europa.
En la historia de la especie en España, su presencia se limitó durante mucho tiempo a los Pirineos, donde actualmente su población reproductora es la mayor del continente.
Sin embargo, el sistema montañoso del Sistema Ibérico, que incluye el Moncayo, ha sido tradicionalmente considerado un territorio potencial para su expansión, aunque las reproducciones naturales en esta zona no se habían registrado desde principios del siglo XX.
Este logro en el Moncayo ha sido posible gracias a un esfuerzo coordinado entre la Junta de Castilla y León, el Gobierno de Aragón, y la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos (FCQ).
Desde 2020, diferentes campañas de seguimiento y protección han permitido monitorear la pareja reproductora formada por un macho y la hembra Ezka, marcada en 2015 en el Valle del Roncal, en Navarra.
La incubación del huevo comenzó en febrero y, en un proceso cuidado y controlado, se logró la eclosión del polluelo en junio de 2025.
Este polluelo, al que se le ha dado el nombre de 'Moncayo', representa un símbolo de esperanza y de la recuperación de los ecosistemas montañosos compartidos por Castilla y León y Aragón.
La operación de marcaje y seguimiento del joven fue llevada a cabo por técnicos especializados, incluyendo la colocación de un emisor GPS en el polluelo, lo que permitirá recopilar datos valiosos sobre sus movimientos, hábitats preferidos, zonas de alimentación y posibles amenazas.
El monitoreo en tiempo real facilitará la implementación de estrategias de conservación más efectivas y ayudará a prevenir riesgos de mortalidad.
La tecnología utilizada también permitirá conocer las rutas que el joven ave recorrerá en su proceso de dispersión, contribuyendo a entender mejor los patrones de expansión de la especie en el área.
El nacimiento de 'Moncayo' no solo es un logro científico, sino también un símbolo de esperanza para la biodiversidad ibérica. La especie, que fue severamente afectada por la persecución, la pérdida de hábitats y el uso de cebos envenenados, ha visto incrementos en sus poblaciones gracias a programas de reintroducción y protección en diferentes regiones del país.
En colaboración con estas iniciativas, la Junta de Castilla y León ha participado en la suelta de ejemplares en lugares como Gredos, en Ávila, y en los Picos de Europa, fortaleciendo así la especie en diferentes áreas.
Históricamente, el quebrantahuesos fue un elemento clave en los ecosistemas montañosos, ayudando a eliminar restos óseos y a mantener el equilibrio ecológico.
La conservación de esta especie no solo implica protegerla a nivel individual, sino también garantizar la salud de todo el ecosistema que comparte su hábitat.
La futura declaración del Moncayo como Parque Natural en su vertiente soriana reforzará aún más los esfuerzos de protección y conservación de la biodiversidad en la región.
La recuperación del quebrantahuesos en esta parte del Sistema Ibérico representa un ejemplo de cómo la colaboración entre administraciones, científicos y comunidades locales puede devolver especies emblemáticas a sus territorios históricos, promoviendo la conservación y el respeto por la naturaleza.
En definitiva, el nacimiento del polluelo en el Moncayo es un paso adelante en la historia de la conservación en la península ibérica y un motivo de optimismo para la supervivencia del quebrantahuesos, una especie que simboliza la majestuosidad y fragilidad de los ecosistemas montañosos de Europa.