El Ayuntamiento de Zaragoza instala máquinas de vending en piscinas rurales para mejorar la atención a los usuarios tras quedar desierta la gestión de cafeterías tradicionales.

El Ayuntamiento de Zaragoza ha decidido implementar una solución innovadora para garantizar la disponibilidad de bebidas y snacks en sus piscinas de verano, en respuesta a la falta de licitaciones para gestionar cafeterías tradicionales en estas instalaciones.

En concreto, en las piscinas de Garrapinillos y Monzalbarba, se han instalado máquinas expendedoras automáticas, conocidas comúnmente como vending, que permiten a los usuarios adquirir productos sin necesidad de una atención presencial.

Esta iniciativa surge después de que las licitaciones para gestionar los servicios de bar o cafetería en estas piscinas quedaran desiertas, lo que ponía en riesgo la continuidad de la atención a los bañistas.

La concejal delegada de Barrios Rurales, Paloma Espinosa, explicó que esta medida busca ofrecer un servicio complementario y garantizar que los visitantes puedan disfrutar de bebidas refrescantes y pequeños snacks durante su estancia.

Las máquinas expendedoras instaladas en Garrapinillos y Monzalbarba contienen una variedad de productos, desde refrescos y agua hasta snacks como barritas energéticas y galletas.

La opción de vending no solo busca ofrecer comodidad, sino también adaptarse a las necesidades actuales de higiene y seguridad, especialmente en el contexto de la pandemia, donde los servicios de autoservicio han cobrado mayor relevancia.

Asimismo, Espinosa comentó que esta solución podría extenderse a otras piscinas municipales en caso de que también se queden sin gestión tradicional.

En particular, mencionó la piscina de Movera, donde se evalúa la misma estrategia para mantener un servicio mínimo y garantizar la satisfacción de los usuarios.

Este tipo de iniciativas no son exclusivas de Zaragoza. En varias ciudades españolas, las administraciones municipales han optado por soluciones similares para optimizar recursos y mejorar la atención en instalaciones públicas.

La tendencia hacia los servicios automáticos y sin contacto ha cobrado fuerza en los últimos años, impulsada por la necesidad de reducir riesgos y ofrecer mayor comodidad.

La historia de las piscinas municipales en Zaragoza se remonta a décadas atrás, cuando estas instalaciones comenzaron a popularizarse como espacios de ocio y deporte para toda la familia.

La gestión de estas áreas ha sido siempre un desafío para los ayuntamientos, que buscan equilibrar la calidad del servicio con la eficiencia económica.

La introducción de máquinas expendedoras en estos espacios puede considerarse un paso hacia la modernización y adaptación a las nuevas demandas de los usuarios.

Por último, cabe destacar que, en términos económicos, las máquinas expendedoras instaladas en estas piscinas tienen un coste aproximado de 2.500 euros cada una, lo que, en comparación con la gestión de un bar tradicional, representa una inversión menor y una opción más flexible para los municipios.

La medida busca no solo resolver una problemática puntual, sino también abrir la puerta a nuevas soluciones en la gestión de servicios públicos en el futuro cercano.