La tradicional Ofrenda de Flores de 2024 en Zaragoza alcanza cifras históricas con más de 400.000 asistentes, consolidando su papel como uno de los eventos más destacados de las Fiestas del Pilar. La edición 2025 promete mantener y ampliar estas cifras récords, con novedades en los recorridos y horarios para mejorar la experiencia de participantes y visitantes.

La Ofrenda de Flores de 2024 en Zaragoza se convirtió en el acto con mayor afluencia de público de las Fiestas del Pilar, con un total de aproximadamente 410.000 asistentes y más de 110.000 oferentes, según datos oficiales. Este evento, que forma parte de las tradiciones más arraigadas de la ciudad, supuestamente atrajo a una multitud que superó las cifras de ediciones anteriores, convirtiéndose en un referente cultural y social en la región.

La última edición estuvo marcada por innovaciones en los recorridos y en los horarios, con el objetivo de mejorar la organización y la experiencia de los participantes.

Se supuestamente implementaron cambios que facilitaron la participación, como la ampliación del horario para quienes participan de forma individual, que en 2025 será de 7 de la mañana a 8 de la noche, sin necesidad de inscripción previa.

Esta medida fue muy bien recibida, ya que permitió una mayor flexibilidad para los oferentes y fomentó la participación espontánea.

El recorrido principal de la Ofrenda transcurre por el Paseo de la Independencia, uno de los ejes comerciales y culturales más importantes de Zaragoza, y desemboca en la Plaza del Pilar, donde se encuentra la Virgen del Pilar, patrona de la ciudad.

En esta edición, supuestamente se registró un récord de grupos, con un total de 1.059, 184 más que en 2023. Los grupos, que deben estar integrados por al menos 20 personas y no más de 200, desfilan acompañados de coros y rondallas, aunque sin permitir bailes durante el recorrido, para mantener la solemnidad del acto.

Además, se recomienda que las personas que deseen participar en la ofrenda junto a sus mascotas hagan su entrada en los horarios de 7 a 9 horas y de 19 a 20 horas, con el fin de facilitar la convivencia y evitar aglomeraciones en la franja central del día.

Los participantes pueden inscribirse en línea a través de la página oficial del Ayuntamiento de Zaragoza, con un plazo que finaliza el lunes 1 de septiembre a las 24 horas.

El sorteo para la asignación de los grupos se realizará el 8 de septiembre en el Salón de Recepciones del consistorio.

La tradición de la Ofrenda de Flores tiene raíces que se remontan a siglos atrás, siendo una de las expresiones más emblemáticas de las Fiestas del Pilar, que celebran la protección de la Virgen del Pilar, patrona de Aragón.

Históricamente, esta festividad ha sido un símbolo de devoción y unión entre los zaragozanos, además de un importante atractivo turístico que atrae a miles de visitantes cada año.

La elección de los colores en la vestimenta y en los arreglos florales también tiene un significado especial. En esta edición, el manto de la Virgen estará confeccionado con claveles blancos, simbolizando pureza y paz, mientras que la Cruz de Lorena será de color rojo, representando la pasión y el amor.

La prohibición de usar plásticos y adornos no florales en la ofrenda busca mantener la belleza y el respeto por el acto tradicional.

En términos económicos, la organización de las Fiestas del Pilar y la Ofrenda supone una inversión significativa para la ciudad de Zaragoza, que presuntamente destina varios millones de euros en la logística, seguridad y promoción del evento.

Si se toma en cuenta la afluencia de público y la repercusión mediática, el impacto económico para el sector turístico y comercial local es considerable, estimándose en varios millones de euros en ingresos directos e indirectos.

Supuestamente, en el contexto histórico, estas fiestas han sido un motor importante para el desarrollo cultural y económico de Zaragoza, reforzando su identidad y su posición como una de las ciudades más importantes de Aragón.

La continuidad y el crecimiento de la Ofrenda de Flores reflejan la importancia de mantener vivas las tradiciones, adaptándolas a los tiempos modernos sin perder su esencia.