Las obras de la primera etapa de renovación de las riberas del río Huerva en Zaragoza están llegando a su fin, preparando el terreno para la segunda fase que mejorará espacios verdes y la integración urbana con el cauce fluvial. Las intervenciones incluyen la renovación de una tubería de saneamiento de 1 metro de diámetro, enterrada a profundidades de hasta 9 metros, y afectarán al tráfico y movilidad en la zona durante los próximos meses.

Las obras correspondientes a la primera fase de la regeneración de las riberas del río Huerva en Zaragoza están próximas a su conclusión, marcando un avance significativo en la mejora del entorno urbano y natural de la ciudad.

Esta etapa, que ha tenido como objetivo principal renovar infraestructuras clave y preparar el escenario para futuras intervenciones, ha sido fundamental para potenciar los espacios verdes y la integración del río en el paisaje urbano.

Una de las actuaciones más relevantes en esta fase ha sido la renovación completa de una gran tubería de saneamiento, con un diámetro de aproximadamente 1 metro, que se encontraba enterrada a profundidades que en algunos puntos alcanzaban casi los 9 metros.

La dificultad técnica de esta obra ha sido considerable, requiriendo la apertura de accesos, la retirada de vegetación y la ampliación de caminos en la ribera para facilitar la acción de maquinaria especializada.

La intervención se ha realizado con sumo cuidado para minimizar el impacto en el entorno natural y en el tráfico local.

Este proyecto de renovación de la infraestructura de saneamiento forma parte de una estrategia más amplia para mejorar la gestión de aguas residuales y prevenir posibles inundaciones, además de contribuir a la recuperación ecológica del río.

La actualización de estas tuberías, que antes presentaban riesgos de fugas y obstrucciones, supone una inversión aproximada de 1,8 millones de euros (unos 1,6 millones de euros en moneda local), financiados por el Ayuntamiento y fondos europeos destinados a proyectos de sostenibilidad urbana.

El final de esta primera fase implica también restricciones temporales en la movilidad en la zona. A partir del lunes 23 de junio, a las 08:30 horas, se cerrará un tramo del Camino de las Torres en dirección a Cesáreo Alierta, afectando el tráfico en ese punto hasta agosto.

Durante este período, la línea de autobús Ci1 será desviada por las calles Jorge Cocci y Asalto, mientras que otros vehículos podrán utilizar rutas alternativas como Sanz Gadea y Compromiso de Caspe, o bien optar por Reina Fabiola y Gonzalo de Berceo, o por San José y Cesáreo Alierta.

Asimismo, el carril bici en esa zona permanecerá cerrado en el paso peatonal cercano a Jorge Cocci, y el carril de circulación derecho solo permitirá el giro a la derecha.

La Calle Salvador Madariaga se convertirá en calle en sentido único con doble sentido de circulación desde Miguel Servet, añadiéndose semáforos y eliminando el estacionamiento en las áreas cercanas al parque Villafeliche y a la zona próxima al Camino de las Torres.

Estas medidas buscan facilitar las obras y reducir riesgos, aunque generan molestias temporales a los vecinos y conductores.

El Ayuntamiento ha coordinado estas actuaciones con la Policía Local para garantizar la seguridad y el control del tráfico, y ha solicitado a los ciudadanos evitar desplazamientos innecesarios en la zona.

Además, se recomienda a los conductores planificar rutas alternativas para minimizar las molestias durante los meses de trabajo. La coincidencia de esta fase de obras en verano, cuando tradicionalmente disminuyen los flujos de movilidad en la ciudad, ha sido una decisión estratégica para reducir el impacto en la vida cotidiana de los residentes.

Estas intervenciones forman parte de un plan integral para transformar el entorno del río Huerva, que cuenta con una historia que se remonta siglos atrás.

Desde su paso por Zaragoza en tiempos romanos, el río ha sido un elemento vital para la ciudad, y en las últimas décadas ha sido objeto de múltiples proyectos de recuperación ambiental y urbana.

La regeneración de sus riberas busca no solo mejorar la infraestructura y la movilidad, sino también promover un espacio más saludable y accesible para todos los ciudadanos, en línea con las tendencias europeas de urbanismo sostenible.

Se espera que la segunda fase, que iniciará en septiembre, permita crear nuevas zonas verdes, infraestructuras sostenibles y mejorar la integración del río con el casco urbano, en un proceso que transformará radicalmente la relación de Zaragoza con su río Huerva, fomentando un modelo más respetuoso con el medio ambiente y más amigable para sus habitantes.