La Asamblea General de las Naciones Unidas estableció en 2015 el 11 de febrero como Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, promoviendo la participación femenina en estos campos esenciales para el desarrollo global. La iniciativa busca eliminar barreras y visibilizar el talento de las mujeres y niñas en ciencia y tecnología para acelerar su inclusión y progreso.

El 15 de diciembre de 2015, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó oficialmente el 11 de febrero como el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.

Esta iniciativa busca promover la participación activa de las mujeres y las niñas en los ámbitos de la ciencia y la tecnología, campos históricamente dominados por los hombres.

La decisión fue tomada con el objetivo de crear conciencia sobre la importancia de eliminar obstáculos y barreras que impiden su plena participación, así como de destacar el papel fundamental que desempeñan en el avance científico y tecnológico a nivel mundial.

Desde entonces, diferentes organismos y gobiernos han organizado actividades de sensibilización, talleres y campañas educativas para fomentar la inclusión de las mujeres en estos sectores.

La ONU invita a los países miembros a impulsar políticas que promuevan la igualdad de oportunidades y el acceso a la educación en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés).

La iniciativa también busca inspirar a las niñas desde temprana edad, mostrando ejemplos de mujeres científicas que han hecho historia y sirviendo de modelos a seguir.

Es importante recordar que, en la historia, muchas mujeres pioneras en el campo de la ciencia han enfrentado obstáculos considerables. Por ejemplo, Marie Curie, que ganó dos premios Nobel en física y química, tuvo que luchar contra prejuicios de género en una época en la que las mujeres tenían pocas oportunidades en la academia.

En la actualidad, aunque se han logrado avances, las cifras aún reflejan una desigualdad significativa: solo alrededor del 30% de los investigadores en el mundo son mujeres, y en algunos países esa proporción es aún menor.

Para contextualizar, el costo de la desigualdad en ciencia y tecnología es alto. Estudios estiman que la falta de participación femenina en innovación y desarrollo puede disminuir la productividad y el progreso global en un 15%. En términos económicos, esto equivale a pérdidas que podrían superar los 1.000 millones de euros en el escenario europeo si no se fomenta una mayor inclusión.

En años anteriores, se han organizado distintas actividades en diferentes países, desde ferias de ciencia y conferencias hasta campañas en redes sociales.

En 2019, por ejemplo, se promovieron iniciativas para incrementar la presencia de mujeres en carreras STEM, mientras que en 2020 y 2021 se adaptaron a la pandemia, realizando eventos virtuales para seguir sensibilizando y educando.

Para 2022 y 2023, la conmemoración adquirió un carácter aún más global, con campañas que buscan no solo visibilizar a las mujeres científicas, sino también promover políticas públicas que garanticen igualdad de oportunidades.

Se espera que en 2024 continúe esta tendencia, ampliando el alcance y el impacto de las acciones.

El compromiso de la comunidad internacional con esta causa demuestra la importancia de seguir trabajando en la eliminación de las brechas de género en ciencia y tecnología.

Solo con la participación equitativa de mujeres y niñas, se podrá acelerar el progreso científico y lograr un desarrollo más justo e inclusivo para todos.