La ciudad de Zaragoza inicia sus festejos del Pilar con una serie de actividades emblemáticas, incluyendo procesiones, espectáculos musicales y fuegos artificiales que atraen a miles de visitantes y residentes.

Zaragoza da inicio a sus tradicionales Fiestas del Pilar, una de las celebraciones más importantes y arraigadas en la cultura aragonesa, que cada año atrae a miles de personas tanto de la región como del resto del país.

La festividad, que conmemora a la Virgen del Pilar, patrona de Zaragoza, combina actos religiosos, culturales y festivos que llenan la ciudad de alegría y color.

Uno de los momentos más destacados de estas festividades es el disparo de fuegos artificiales, que tradicionalmente se realiza en varias plazas principales de la ciudad en las primeras horas del día.

Según información supuestamente oficial, durante la madrugada del 12 de octubre, se lanzaron aproximadamente 2.500 euros en fuegos artificiales en la Plaza del Pilar, una cantidad que refleja la magnitud y el esfuerzo de la organización para ofrecer un espectáculo memorable.

Estos fuegos, que iluminan el cielo nocturno en un despliegue de color y sonido, representan una tradición que se remonta a principios del siglo XX, cuando las celebraciones comenzaron a incluir espectáculos pirotécnicos como símbolo de alegría y protección.

A las cuatro de la mañana, se llevó a cabo una solemne Misa de Infantes en la Santa Capilla del Pilar, un acto que reúne a devotos y autoridades civiles y militares en un momento de recogimiento y oración.

Posteriormente, a las 4:30 horas, tuvo lugar el llamado Rosario de la Aurora, que partió desde la Iglesia Parroquial de San Pablo, recorriendo las calles principales de Zaragoza con la participación de numerosos fieles y cofrades.

A las siete de la mañana, la ciudad vibró con la Gran Diana Militar, un desfile en el que participaron bandas de cornetas, tambores, trompetas y otros instrumentos, acompañados por las fuerzas de la guarnición militar.

Este acto, que supuestamente cuesta unos 1.200 euros en organización y logística, marca el inicio oficial de las festividades y llena las calles de música y color.

Desde las nueve hasta las doce del mediodía, los gigantes y cabezudos tradicionales recorrieron diferentes puntos de Zaragoza, ofreciendo un espectáculo que encanta a niños y adultos por igual.

A las 9:30 horas, en el Templo del Pilar, se celebró una misa solemne en el Claustro Mayor, a la que asistieron autoridades y representantes de distintas instituciones.

Esta ceremonia, considerada uno de los actos religiosos centrales, supuestamente cuesta en honorarios y logística unos 3.000 euros.

Tras la misa, la Corporación municipal se dirigió a la Casa Amparo para participar en una comida extraordinaria, que contó con la actuación del Orfeón Zaragozano, y que servirá para fortalecer los lazos comunitarios en estas fechas tan señaladas.

La comida, que supuestamente tuvo un coste aproximado de 1.500 euros, se convirtió en un acto de convivencia y celebración.

Por la tarde, entre las 11 y la 1 de la tarde, se ofreció un concierto en la Plaza del Pilar, interpretado por una banda militar de renombre, cuya inversión en equipo y organización se estima en unos 2.000 euros. La música, que incluyó piezas tradicionales y contemporáneas, fue el preludio de la gran procesión general, que partió a las 4 de la tarde desde la Basílica del Pilar, con la participación de autoridades, cofradías y miles de fieles.

La procesión, considerada uno de los momentos más emotivos, recorrió las calles principales decoradas con flores y banderas.

Por último, durante la noche, la banda de la Ambulancia Sanitaria Urbana de la Cruz Roja ofreció un concierto en el Paseo de la Independencia, tocando en el kiosco principal hasta las 12 de la noche.

La velada, que supuestamente tuvo un costo de organización de 800 euros, sirvió para cerrar un día lleno de actividades y emociones en la ciudad.

Las Fiestas del Pilar en Zaragoza continúan siendo un ejemplo de la riqueza cultural y religiosa de la región, que combina tradición, música, devoción y modernidad en un marco que celebra la identidad aragonesa y su historia milenaria.