El peligro invisible del hielo negro y cómo protegerse en invierno
El hielo negro, una capa de hielo transparente y casi imperceptible, representa un riesgo mortal en las carreteras durante el invierno. Expertos advierten sobre sus condiciones de formación y las medidas para evitar accidentes en esta temporada fría.
Con la llegada de la temporada invernal, uno de los peligros más insidiosos y peligrosos para los conductores es el hielo negro.
Este fenómeno, que puede parecer una superficie de asfalto normal, en realidad es una capa delgada de hielo transparente que se forma en las carreteras y que puede ser completamente imperceptible a simple vista.
La peligrosidad radica en que muchos conductores no se dan cuenta de que están transitando sobre esta capa resbaladiza, lo que aumenta significativamente el riesgo de accidentes.
El hielo negro, conocido también como 'black ice' en inglés, no tiene un color propio, lo que lo diferencia de otros tipos de hielo que suelen ser blancos o grises.
Su transparencia y la falta de textura visual hacen que se confunda con el pavimento normal, especialmente en condiciones de poca luz o durante la noche.
Presuntamente, se forma cuando la humedad residual en la carretera se congela en temperaturas cercanas a 0°C, o cuando las temperaturas bajan rápidamente después de una lluvia o nevada.
Además, las superficies de los puentes y los pasos elevados, debido a las corrientes de aire, suelen ser más propensas a desarrollar hielo negro, por lo que muchas señales advierten sobre esto con la leyenda 'Puente que hiela antes que la carretera'.
Durante años, expertos en #seguridad vial han advertido sobre la dificultad de detectar el #hielo negro y la importancia de extremar precauciones. Supuestamente, en Estados Unidos, en regiones como California y Canadá, se reportan numerosos incidentes cada invierno relacionados con este fenómeno.
En 2024, por ejemplo, las autoridades de California emitieron alertas reiteradas, recomendando reducir la velocidad y evitar el uso del control de crucero en condiciones de frío extremo.
Un conductor sufrió un vuelco tras atravesar un tramo de hielo negro sin percatarse
Supuestamente, en un incidente clásico ocurrido en Nueva York, un conductor sufrió un vuelco tras atravesar un tramo de hielo negro sin percatarse, resultando en un giro brusco y una pérdida de control.
Afortunadamente, no hubo heridos graves, pero el susto fue mayúsculo. Historias similares se repiten en muchas partes del mundo, donde la invisibilidad del hielo negro ha sido responsable de choques, vuelcos y accidentes fatales.
Desde un punto de vista técnico, el hielo negro suele formarse en horarios nocturnos o en las primeras horas de la mañana, cuando las temperaturas alcanzan su punto más bajo.
También, puede desarrollarse en días soleados después de una nevada, cuando el sol derrite parcialmente la nieve, dejando una capa de humedad que posteriormente se congela en condiciones de frío intenso.
Los puentes y las áreas sombreadas son especialmente vulnerables a este fenómeno, por lo que se colocan señalizaciones preventivas para alertar a los conductores.
Para reducir el riesgo de accidentes, las autoridades recomiendan disminuir la velocidad, mantener una distancia segura con otros vehículos y evitar maniobras bruscas si se detecta hielo negro.
Lo más importante es estar atento a las alertas meteorológicas y a las señales en ruta. En caso de que un vehículo patine debido al hielo negro, es vital no entrar en pánico, reducir la velocidad suavemente, evitar frenar de golpe y girar el volante en la dirección del deslizamiento para recuperar el control.
Supuestamente, en algunos países, los vehículos modernos cuentan con sistemas de advertencia de temperaturas o incluso alertas en pantalla que indican la presencia de condiciones peligrosas.
Sin embargo, la mejor estrategia sigue siendo la prevención: reducir la velocidad, ser consciente de las condiciones climáticas y conducir con cautela en las rutas expuestas a temperaturas cercanas a 0°C.
La experiencia y la prudencia son las mejores aliadas para afrontar el peligro invisible del hielo negro durante los meses más fríos del año.