El Consistorio de Valencia otorga ayudas a seis comisiones falleras de las pedanías del Sur para reparar sus instalaciones afectadas por la dana.

El pasado 15 de diciembre de 2024, el Ayuntamiento de Valencia anunció su apoyo a la reconstrucción de los casales falleros que fueron severamente afectados por las fuertes lluvias del 29 de octubre.
En total, se destinarán 30.000 euros (aproximadamente 31.000 dólares) a seis comisiones falleras de las pedanías de Castellar-l’Oliveral, La Torre y el Forn d’Alcedo.
La Junta Central Fallera ha decidido que cada comisión recibirá una ayuda de 5.000 euros (alrededor de 5.200 dólares) para cubrir los gastos de reparación de los daños sufridos. Este apoyo económico es fundamental para que las agrupaciones puedan restablecer su funcionamiento y preservar una de las tradiciones culturales más emblemáticas de la región.
Las comisiones beneficiadas incluyen Camino de Alba-Castillo de Cullera, Hellín-Giménez y Costa, María Ros-Manuel Iranzo, Plaza del Río Segura, Plaza Virgen de Lepanto, y Gloria-Felicidad-Tremolar, las cuales enfrentaron importantes pérdidas debido a las inundaciones que dejaron sus sedes repletas de barro y desechos.
El objetivo principal de esta iniciativa es ayudar a las comisiones a recuperar sus instalaciones para que puedan volver a llevar a cabo su programación habitual.
Los daños materiales abarcan desde problemas estructurales hasta la necesidad de pintura y adecuación de instalaciones. Los falleros y falleras están ansiosos por retomar sus actividades, que no solo comprenden las preparaciones para las festividades de las Fallas, sino también eventos comunitarios y celebraciones que se desarrollan durante todo el año.
Es importante recordar que las Fallas son una celebración que tiene sus raíces en el siglo XVIII, cuando los carpinteros de Valencia quemaban los restos de madera de sus talleres al final del invierno.
Con el tiempo, esta tradición se fue transformando en una de las fiestas más reconocidas de España, donde se instalan grandes monumentos artísticos que luego son incinerados, simbolizando la llegada de la primavera.
Este tipo de ayudas son cruciales, no solo para revitalizar el tejido cultural de las pedanías afectadas, sino también para mantener la identidad de Valencia como cuna de la fiesta fallera.
La comunidad espera que con estas colaboraciones se minimicen los efectos negativos provocados por fenómenos climáticos extremos, que parecen ser cada vez más frecuentes en la actualidad.
Así, la restauración de los casales falleros se convierte en un símbolo de resiliencia y unidad en tiempos difíciles.
La Junta Central Fallera reafirma su compromiso de apoyar a las comisiones en su recuperación y restauración, garantizando que las tradiciones valencianas continúen vivas y fuertes a pesar de los obstáculos que puedan surgir.