El Ayuntamiento de Valencia implementa un nuevo protocolo de actuación para intervenir en casos de intentos de suicidio, priorizando la mediación y la atención integral.

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El 10 de septiembre de 2024, en Valencia, el Ayuntamiento ha comenzado a dar forma a un protocolo de actuación que tiene como objetivo abordar de manera conjunta los intentos de suicidio.

Este documento, que está siendo preparado por los departamentos de Policía Local, Bomberos y Servicios Sociales, busca establecer un marco claro sobre cómo actuar en estas delicadas situaciones.

Los esfuerzos están centrados en asegurar la seguridad del personal de emergencia, la mediación para intentar disuadir a la persona en riesgo, y ofrecer un acompañamiento adecuado hacia los servicios de atención sanitaria.

En este sentido, la concejala de Bienestar Social de Valencia, Marta Torrado, ha enfatizado la relevancia de la mediación como la primera opción en cualquier intervención.

Este desarrollo se da en el marco del Día Mundial para la Prevención del Suicidio, que se celebra cada 10 de septiembre, y es particularmente relevante al observar que en 2023 se registraron 1.577 tentativas de suicidio, cifra que ha aumentado un 7% en lo que va del año actual, alcanzando los 1.918 casos.

Estos números destacan la importancia de contar con un protocolo que ayude a coordinar todos los esfuerzos de los diferentes departamentos municipales.

El protocolo plantea que, al llegar al lugar donde se ha registrado un intento, el primer paso debe ser mantener la distancia y asegurar que los vehículos de emergencia no sean visibles para la persona en riesgo.

Al mismo tiempo, se buscará información relevante a través de familiares y conocidos, permitiendo una evaluación inicial del contexto y el riesgo presente.

Además, se procurará evitar la presencia de curiosos, lo que contribuye a reducir la presión emocional sobre la persona en crisis.


Para ello, el Puesto de Mando Avanzado (PMA) se configurará de acuerdo a los riesgos identificados, que pueden incluir desde caídas hasta situaciones de violencia.

Las áreas de intervención se organizarán en tres zonas específicas: la zona caliente, donde el riesgo es más alto; la zona templada, con riesgo controlado; y la zona fría, dedicada al apoyo logístico y atención a allegados.

Esta categorización es crucial para que el personal de emergencia actúe de manera segura y eficiente.

La mediación, que se implementará en la medida de lo posible, será llevada a cabo por un integrante del equipo de intervención.

Este mediador se dedicará a conectar con la persona en crisis, proporcionándole un espacio para la escucha activa y ayudándole a encontrar razones para desistir de su intento.

Tras haber logrado estabilizar la situación, se ofrecerá atención psicológica inicial antes de acompañar a la persona a los servicios sanitarios correspondientes.

Asimismo, el protocolo asegura que el bienestar emocional de los familiares también será atendido, evitando en lo posible la sobreexposición a situaciones estresantes.

Es fundamental que el personal de emergencias reciba apoyo para manejar su propio desgaste emocional tras estas intervenciones.

Las acciones preventivas, según el protocolo, son esenciales y deben ser implementadas desde todos los sectores de la sociedad para reducir la incidencia de intentos de suicidio.

En conclusión, Valencia busca establecer un modelo integral y coordinado que atienda de forma efectiva a estas situaciones críticas, reafirmando el compromiso de la ciudad con la salud mental y el bienestar social.