El Ayuntamiento de Valencia adjudica a Vives y Marí la producción de los espolines para las máximas representantes de las Fallas durante dos años.

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El 9 de agosto de 2024, en la ciudad de Valencia, se anunció una importante decisión por parte del Ayuntamiento que resalta el valor de la tradición y la cultura local.

La empresa Vives y Marí ha sido seleccionada para confeccionar los espolines que lucirán las falleras mayores de 2025 y 2026. Este contrato, inédito en su modalidad, se extiende por un período de dos años, lo que representa un cambio significativo en la forma en que se llevaban a cabo estas adquisiciones en el pasado.

Tradicionalmente, la producción de espolines ha estado en manos de artesanos valencianos desde el siglo XVIII. Este suministro se ha realizado a lo largo de los años con el mayor cuidado y esmero, enfatizando la importancia del trabajo manual en la elaboración de estas piezas únicas.

Los espolines son un símbolo representativo de las Fallas, donde los diseños son exclusivos para las figuras más relevantes de este evento cultural de gran envergadura.

En esta ocasión, el Ayuntamiento de Valencia, a través de una licitación pública, ha destinado un presupuesto inicial de aproximadamente 94.380 euros para la confección de los espolines.

La cantidad asignada para la fallera mayor de 2025 y 2026 es de 49.005 euros, mientras que para la fallera infantil se ha presupuestado 45.375 euros.

Gracias a la propuesta de Vives y Marí, se ha logrado reducir este presupuesto esencial, lo que también ha sido un criterio decisivo para la adjudicación del contrato.

Una de las particularidades del espolín radica en que está disponible exclusivamente para las máxima representantes de las Fallas de Valencia, asegurando que su diseño permanezca como un símbolo del evento.

Desde 2001, las falleras mayores han vestido un espolín oficial, que es propiedad del Ayuntamiento y que se entrega temporalmente a la entidad encargada de su fabricación.

Esta estrategia no solo promueve la creatividad local, sino que también salvaguarda las tradiciones valencianas.

Es interesante notar que el espolín está elaborado con sedas de origen animal, a menudo utilizando hilos extraídos de gusanos de seda.

Este tejido artesanal se produce sin la intervención de maquinaria moderna, lo que garantiza que cada pieza sea única y exuda la destreza de los tejadores tradicionales.

Los diseños en los espolines suelen requerir entre 4.000 y 15.000 cartones, lo que resalta la complejidad y el esfuerzo detrás de su elaboración.

En cuanto al diseño, el espolín de la fallera mayor cuenta con 33 colores, en comparación con los 36 tonos que adornan el espolín de la fallera infantil.

Para cada traje se requieren diferentes cantidades de tejido: 13,50 metros para la fallera mayor y 12,50 metros para la infantil, además de un extra de 50 cm destinado a confeccionar zapatos.

Así, el precio del metro de tejido se establece en un máximo de 1.500 euros.

La fecha de entrega de los espolines se ha acordado para el 30 de noviembre de cada año, aunque Vives y Marí se ha comprometido a adelantar esta entrega en diez días, facilitando así la preparación y confección de los trajes que se lucirán en las celebraciones.

Esta iniciativa no solo refleja un compromiso con la calidad y la calidad artesanal, sino también un importante paso en la consolidación de Valencia como un epicentro cultural y artístico en la esfera festiva de las Fallas.