El Ayuntamiento de Valencia exime a las comisiones falleras del uso de registradores sonoros durante las festividades de marzo, manteniendo condiciones específicas para la regulación acústica.

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El Ayuntamiento de Valencia ha aprobado recientemente una modificación puntual en la normativa de protección contra la contaminación acústica, que beneficiará a las comisiones falleras durante el periodo fallero de marzo.

Esta decisión se ha tomado en la Junta de Gobierno y será sometida a votación en el próximo Pleno Municipal.

Según se establece, las comisiones falleras no estarán obligadas a utilizar el registrador sonoro en sus carpas, lo que les facilitará organizar sus actividades musicales.

En cambio, se les demandará que instalen limitadores acústicos, con un nivel de emisión máximo permitido de 85 dBA, mientras que en la vía pública se mantendrá la obligación de contar con limitadores y registradores, con un tope de 90 dBA.

La exención en el uso del registrador sonoro será exclusiva para el periodo de las Fallas, que es una festividad emblemática, reconocida desde 2016 como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Este reconocimiento se debe no solo a los impresionantes monumentos y obras de arte que se exhiben, sino también a la riqueza de las tradiciones y la profunda conexión intergeneracional que se establece durante estas celebraciones.

El concejal portavoz, Juan Carlos Caballero, destacó que esta modificación responde a las quejas y solicitudes planteadas por las comisiones falleras en asambleas previas, evidenciando su preocupación por las estrictas condiciones acústicas que podían limitar la celebración de eventos musicales.

En una asamblea realizada el 11 de septiembre de 2023, se solicitó de manera casi unánime una revisión de la normativa relacionada con la sonorización de las actividades festivas.


Se espera que esta medida permita a las comisiones falleras crear un ambiente más festivo y dinámico, sin dejar de lado la necesidad de controlar los niveles de ruido.

Esta regulación busca equilibrar la celebración de eventos culturales con el respeto a las normas de convivencia y protección acústica, especialmente en un contexto urbano donde la concentración de personas puede generar un impacto considerable.

Históricamente, las Fallas de Valencia se originaron como una celebración de la llegada de la primavera y han evolucionado a lo largo de los siglos, convirtiéndose en una de las fiestas más reconocidas a nivel internacional.

Las tradiciones orales, artes del espectáculo, y las diversas manifestaciones culturales que ocurren durante esta festividad son prueba del patrimonio cultural vivo de la región.

En resumen, las comisiones falleras deberán emplear limitadores sin registradores en sus carpas, asegurando que el nivel máximo de emisión no sobrepase los 85 dBA. En contraposición, en la vía pública, la normativa continuaría requiriendo limitadores y registradores acústicos, con un máximo de 90 dBA, garantizando así que las celebraciones se realicen en un ambiente festivo y seguro, acorde con el espíritu de las Fallas y la necesidad de proteger sonoramente a los ciudadanos.