Valencia implementará un proyecto para incrementar su capacidad de producción de agua potable, beneficiando a más de 1.6 millones de habitantes en su área metropolitana.

El 6 de septiembre de 2024, la Junta de Gobierno Local de Valencia ha dado luz verde a un ambicioso proyecto que optimizará la producción de agua potable de la planta potabilizadora de La Presa.

Esta instalación, que actualmente forma parte del sistema de abastecimiento de agua de la ciudad, verá su capacidad de producción incrementar hasta 4 metros cúbicos por segundo, lo que representa una mejora significativa en la gestión del recurso hídrico en una ciudad que alberga a cerca de 1.6 millones de habitantes.

La ejecución de esta obra tendrá una duración estimada de 26 meses y cuenta con un presupuesto total de aproximadamente 5.079.413 euros, IVA incluido.

La entidad encargada de llevar a cabo esta tarea será EMIVASA, que actualmente gestiona el servicio de abastecimiento de agua potable en la región.

Este esfuerzo no solo maximiza el rendimiento de la planta de La Presa, sino que también garantiza un suministro más eficiente para enfrentar la demanda de la población.

La planta de La Presa es un pilar fundamental en el abastecimiento de agua para Valencia y otras 47 localidades adyacentes, formando parte de la Entidad Metropolitana de Servicios Hidráulicos (EMSHI). En la actualidad, la instalación tiene la capacidad de expulsar 2.000 litros por segundo, que se suman a los flujos de agua de la planta Realón de Picassent, satisfaciendo así un requerimiento total de alrededor de 3.700 litros por segundo para la población local.

Históricamente, la Planta de La Presa fue inaugurada en 1856, en un periodo en el que las ciudades enfrentaban severas crisis sanitarias debido a epidemias como el cólera, que proliferaba en medio de un inadecuado sistema de aguas residuales.

Desde entonces, la planta ha sido objeto de múltiples proyectos de modernización y ampliación, con el fin de adaptarse a las necesidades cambiantes de la comunidad y garantizar la calidad del agua suministrada.

Con el nuevo proyecto, Valencia da un paso más hacia la sostenibilidad hídrica, alineando sus objetivos con las políticas de conservación y uso responsable del agua.

Además, se espera que la mejora en la infraestructura tenga un impacto directo en la calidad de vida de sus habitantes, proporcionando un recurso esencial en cantidades suficientes para el consumo diario.

Este avance se enmarca dentro de un panorama más amplio de transformaciones que está viviendo la ciudad, donde se busca no solo mejorar los servicios básicos, sino también establecer a Valencia como un referente en gestión de recursos hídricos, que podría servir de modelo para otras ciudades tanto a nivel nacional como internacional.

La implementación de este tipo de proyectos es crucial en un mundo donde la escasez de agua se está convirtiendo en un problema cada vez más apremiante.