Un estudio reciente analiza la tradición de 'esponjado' en delfines de Shark Bay, abordando sus beneficios, dificultades y la razón por la que esta técnica se limita a ciertos individuos de la misma familia.

A diferencia de comportamientos más conocidos, como los orcas que llevan salmones en sus cabezas o los chimpancés que colocan hierba en sus oídos, esta técnica denominada 'esponjado' no responde a tendencias culturales o de moda.
Se trata de una estrategia de forrajeo sofisticada, que ha sido transmitida de generación en generación, y que ha llamado la atención de la comunidad científica por su carácter exclusivo y los retos que impone a quienes la practican.
La profesora Ellen Jacobs, bióloga marina de la Universidad de Aarhus en Dinamarca, lideró un estudio publicado recientemente en Royal Society Open Science, en el que examina los beneficios y las dificultades del 'esponjado' y por qué solo un pequeño grupo de #delfines en #Shark Bay ha adoptado esta técnica.
La investigación revela que aproximadamente solo el 5% de la población de delfines en esa zona, unos 30 ejemplares, utiliza esponjas para buscar alimento, y todos ellos pertenecen a la misma familia, siguiendo una transmisión matrilineal.
¿Cómo funciona exactamente esta técnica? Los delfines colocan una esponja marina en su hocico como si fuera un guante, y nadan a lo largo del fondo marino, usando el esponjamiento para remover sedimentos entre rocas y conchas y así localizar peces escondidos.
Luego, baten el esponja para sacar su presa, la cual es fácilmente consumible, y continúan la búsqueda con el mismo objeto. Aunque la actividad ha sido documentada desde 1984, su presencia es limitada y exclusiva de un pequeño grupo que aprende la técnica de sus madres. Esta transmisión vertical, y no lateral, sugiere que el comportamiento no se ha extendido ampliamente, ni entre grupos vecinos.
Un aspecto importante que limita la expansión de esta estrategia es lo complejo y demandante que resulta aprenderla. La técnica necesita de años de práctica y requiere cierto nivel de paciencia y perseverancia. Además, usar el esponjamiento distorsiona las ondas de ecolocación que los delfines emplean para navegar y detectar objetos en su entorno, como confirma el análisis realizado por Jacobs con micrófonos submarinos.
La distorsión se asemeja a usar gafas con la prescripción incorrecta, generando incomodidad y dificultando la percepción auditiva necesaria para una navegación eficaz.
Mauricio Cantor, biólogo marino en la Universidad Estatal de Oregón, comparó esta actividad con 'cazar a ciegas', destacando la habilidad y entrenamiento necesarios.
Estos delfines pueden acceder a una fuente constante de alimento
El esfuerzo y la dedicación que implica aprender a usar el esponjador, sin embargo, ofrece ventajas concretas para quienes la dominan. Estos delfines pueden acceder a una fuente constante de alimento, ya que los peces en el sedimento no migran y su disponibilidad es estable. Según Jacobs, este método permite a los delfines obtener una buena proporción de pescado de alta calidad, que incluso puede ser más nutritivo que otras especies.
La falta de competencia por parte de otros delfines incrementa aún más los beneficios de esta técnica exclusiva.
El uso de herramientas por parte de delfines no es algo nuevo en la ciencia marina. En 2020, investigadores documentaron cómo ciertos delfines en Shark Bay enseñan a usar conchas marinas para capturar peces, denominando esa práctica 'shelling' o 'conching'.
Ambos comportamientos, el 'esponjado' y el 'shelling', resaltan la inteligencia y adaptabilidad de los delfines en un ecosistema que, a diferencia de otros, se mantiene relativamente intacto gracias a su protección ambiental.
Shark Bay goza de una baja contaminación y sobrepesca, condiciones que facilitan estos comportamientos complejos.
Este ecosistema prístino brinda a los científicos una oportunidad única para entender cómo debería ser la vida de los delfines sin las presiones antropogénicas que enfrentan otras especies en el mundo.