Una iniciativa pionera en Canadá prueba la entrega de comida mediante robots autónomos en las calles de Markham, con vistas a transformar el servicio en las ciudades del futuro.

En la ciudad de Markham, ubicada en la provincia de Ontario, ha comenzado un innovador proyecto piloto que introduce la entrega de comida mediante robots autónomos en espacios públicos.
Este esfuerzo, liderado por la compañía de entregas Skip (antes conocida como SkipTheDishes) en colaboración con Real Life Robotics, una firma de robótica respaldada por la incubadora de startups de la Universidad de Waterloo, marca un hito importante en la adopción de tecnologías de automatización en Canadá.
Este proyecto, que se extiende por un período de tres meses, representa la primera operación autorizada por el municipio en el país para la entrega de alimentos mediante robots en las aceras.
La iniciativa ha tenido ya varios cientos de entregas exitosas y busca evaluar la aceptación de la población y las implicancias de implementar este tipo de tecnología en entornos urbanos.
El funcionamiento de los robots, de color naranja, es bastante simple. Cada robot está equipado con sensores que le permiten tener conciencia de su entorno y evitar obstáculos con precisión. Aunque operan de manera autónoma, cada unidad cuenta con un guía humano que supervisa su interacción con las personas y los espacios públicos, asegurando una operación segura y eficiente.
Para solicitar una entrega, los usuarios deben realizar un pedido a través de la aplicación de Skip. Si la ubicación del cliente está dentro del área de prueba, se les ofrecerá la opción de recibir su pedido mediante uno de estos robots. Una vez realizado el pedido, el proceso se vuelve completamente automatizado: el robot se dirige a recoger la comida en el restaurante y la entrega directamente en el punto acordado.
Para abrir el compartimento y recibir la comida, el usuario simplemente escanea un código QR y ingresa una contraseña personal.
Este tipo de tecnología no es exclusiva de Markham. En Canadá, varias ciudades están explorando el uso de robots y vehículos autónomos para mejorar tanto la eficiencia como la sostenibilidad en el transporte y la distribución de productos.
La introducción de estos robots viene acompañada por objetivos de reducir costos y mejorar la logística urbana, aspectos que han sido destacados en los planes de varias empresas tecnológicas a nivel mundial.
A pesar de los avances, todavía existen preocupaciones respecto a la integración de robots en el espacio público. Toronto, por ejemplo, prohibió en 2021 el uso de pequeños vehículos de utilidad, incluyendo robots de entrega de alimentos, en sus aceras y carriles bici, citando preocupaciones por la accesibilidad para personas mayores y con discapacidades.
Expertos en movilidad y tecnología advierten que, para que estos robots sean aceptados ampliamente, deben contar con una “conciencia social” que les permita interactuar de manera respetuosa con las personas.
Esto implica que puedan detectar y reducir su velocidad cuando detecten a varios peatones o que sean capaces de esquivar obstáculos humanos, como sucede en modelos de investigación avanzados.
Por otro lado, la automatización genera debates sobre su impacto en el empleo. Profesores como Harry Holzer, de la Universidad de Georgetown en Washington, consideran que los robots podrían reemplazar ciertos trabajos en el sector de la entrega, aunque también reconocen que la tecnología puede abrir nuevas oportunidades laborales relacionadas con el mantenimiento, supervisión y desarrollo de estos sistemas.
Desde la Universidad de Waterloo, se informa que la compañía Real Life Robotics tiene como objetivo desplegar hasta 500 robots en todo el país en los próximos tres años, lo que reflejaría un cambio potencial en la estructura del mercado laboral y en la forma en que los servicios de entrega se gestionan en las ciudades canadienses y, eventualmente, en otras partes del mundo.
En resumen, la implementación de robots autónomos en las calles de Markham representa un paso importante hacia las ciudades inteligentes y sostenibles.
Aunque aún enfrentan desafíos, tanto en términos de aceptación social como de regulación, estas innovaciones podrían marcar el inicio de una nueva era en el reparto urbano de alimentos y otros productos en una economía cada vez más digitalizada y automatizada.