El país helvético destina 220 millones de francos suizos para garantizar la funcionalidad de sus refugios nucleares, preparándose ante posibles crisis.

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Suiza, un país famoso por su neutralidad y eficiencia, está redoblando esfuerzos en la restauración de su amplia red de refugios nucleares, los cuales se remontan a la era de la Guerra Fría.

El gobierno ha destinado una suma de 220 millones de francos suizos, aproximadamente 220 millones de euros, para asegurar que estos refugios puedan albergar a toda su población de nueve millones en caso de un conflicto nuclear.

Históricamente, Suiza ha sido pionera en la construcción de estas estructuras, legislando en 1963 para garantizar que cada ciudadano, incluidos refugiados y trabajadores extranjeros, tuviese acceso a un refugio.

Esta ley ha permitido que la población esté preparada para cualquier eventualidad, aunque muchos de estos refugios han sido utilizados como trasteros o cavas de vino a lo largo de los años.

El especialista en energía nuclear Stephen Herzog, quien ha investigado el tema de los refugios en profundidad, señala que el carácter resiliente nuclear está profundamente arraigado en la psique suiza.

En general, los suizos saben exactamente dónde se encuentran sus refugios y los de sus vecinos, lo que refleja un sentido de comunidad y preparación que ha perdurado a lo largo de las décadas.

Sin embargo, las tensiones geopolíticas globales recientes, especialmente tras la guerra en Ucrania y la incertidumbre en torno a la energía nuclear, han llevado a un cambio de prioridades en la sociedad suiza.

Un tercio de la producción eléctrica del país proviene de la energía nuclear y, recientemente, el Consejo Federal suizo decidió dar marcha atrás a su plan de eliminar esta fuente de energía.

Este aumento de preocupaciones sobre la seguridad ha hecho que en el año 2022, después de la invasión rusa de Ucrania, se dispararan las consultas de los ciudadanos sobre la ubicación y el estado de sus refugios.

Louis-Henri Delarageaz, comandante de protección civil en el cantón de Vaud, ha compartido que muchos suizos se han interesado en asegurar que sus refugios estén listos y en condiciones óptimas.

Con este panorama, el gobierno suizo ha comenzado a realizar inspecciones sistemáticas en refugios privados y públicos, asegurando que todos estén adecuadamente mantenidos y listos para su uso.

En una reciente inspección en la localidad de Bercher, un equipo se encontró con un refugio que no cumplía con los estándares básicos de habitabilidad, concluyendo que el propietario tiene un plazo de un año para realizar las reparaciones necesarias o deberá pagar una multa significativa.

El debate sobre la energía nuclear también está vivo en Suiza, donde Greenpeace y grupos de jóvenes activistas climáticos critican su uso, considerándolo una práctica del pasado.

Sin embargo, los expertos como Herzog advierten que las acciones del gobierno van más allá de un simple temor a un conflicto inmediato, enfatizando la importancia de estar preparados.

En palabras de Herzog, "no se trata de pánico, sino de responsabilidad. En Suiza, tenemos la previsión de que, para garantizar la paz, es necesario estar preparados para la guerra". Este enfoque sobre la preparación y el mantenimiento de sus infraestructuras nucleares demuestra cómo Suiza navega entre su legado histórico y la realidad contemporánea, intentando reconciliar su tradición de neutralidad con un entorno mundial cada vez más incierto.