Conocer cómo prevenir la rabia es vital tras el reciente caso mortal en Ontario. Expertos destacan la importancia de la vacunación y la información sobre esta enfermedad.
La rabia es una enfermedad viral grave, y aunque los casos en humanos son extremadamente raros en Canadá, es fundamental que la población esté informada sobre cómo evitar el contacto con animales infectados.
Recientemente, un niño en Brantford, Ontario, falleció tras interactuar con un murciélago rabioso, marcando el primer caso de rabia adquirida localmente en más de 50 años.
Este trágico incidente ha generado preocupación entre los profesionales de la salud sobre el potencial de exposición a rabia en la población canadiense.
Según los especialistas, la rabia se transmite generalmente a través de la saliva de un mamífero infectado, a través de mordeduras, lamidas o rasguños.
La mayoría de los portadores en Canadá son murciélagos, aunque otros animales, como zorros y mapaches, también pueden ser reservorios del virus.
Si bien la incidencia es baja, los expertos advierten que los síntomas iniciales de la enfermedad pueden ser sutiles e incluyen fiebre, escalofríos, dolor de cabeza y malestar general, lo que dificulta un diagnóstico temprano.
El Dr.
Isaac Bogoch, un especialista en enfermedades infecciosas, ha destacado que, sin tratamiento, la infección puede llevar a condiciones mortales como la rabia encefalítica o la rabia paralítica.
La rabia tiene una tasa de mortalidad casi del 100% una vez que los síntomas aparecen, lo que subraya la necesidad de que las personas que hayan estado expuestas a un animal potencialmente rabioso busquen atención médica inmediata.
Si se administran las vacunas adecuadas y el tratamiento post-exposición, las posibilidades de desarrollar rabia son extremadamente bajas.
Desde 1924, Canadá ha registrado un total de 28 muertes humanas atribuibles a rabia, reflejando un total de seis provincias.
Esta última muerte del niño de Brantford marca un punto de inflexión significativo en la vigilancia de esta enfermedad.
Éxito en intervención quirúrgica conjunta a adolescente de 13 años
La Unidad de Coloproctología del Hospital Universitario de La Princesa y el Servicio de Cirugía Pediátrica del Hospital Universitario Infantil Niño Jesús han llevado a cabo una exitosa colectomía laparoscópica a un niño de 13 años con Enfermedad Inflamatoria Intestinal. Esta colaboración entre ambos hospitales provee la mejor asistencia médica para los pacientes con esta patología.Los expertos indican que la mejor manera de minimizar el riesgo es evitar el contacto con la vida silvestre, no alimentar a los animales salvajes y asegurarse de que las mascotas estén vacunadas.
Más allá de la tragedia reciente, es importante recordar que la rabia es prevenible.
Iniciativas públicas en varios países han buscado controlar la población de murciélagos y otros animales mediante campañas de vacunación.
En Quebec, por ejemplo, las autoridades han lanzado esfuerzos para distribuir cebo con vacuna a medianoche a través de helicópteros, con el fin de inmunizar a los mapaches contra esta enfermedad.
Según la Organización Mundial de la Salud, casi el 99% de los casos de rabia en el mundo son provocados por mordeduras de perros.
Sin embargo, en Canadá, la vacunación regular de mascotas ha reducido significativamente el riesgo de transmisión a humanos.
Las autoridades de salud pública recomiendan que cualquier persona que haya estado en contacto con un animal que podría portar rabia busque atención médica, ya que el tratamiento es efectivo y esencial para prevenir infecciones fatales.
La concienciación y la educación son claves en la lucha contra la rabia.
Cada caso que se reporta se considera un fallo en la salud pública, reflejando la necesidad de mejorar la información y acciones preventivas en la comunidad.
Tanto adultos como niños deben ser educados sobre cómo comportarse alrededor de la vida salvaje y la importancia de mantener a las mascotas en condiciones de seguridad y vacunadas.
Dada la gravedad de la rabia y su potencial letalidad, la prevención y la educación son nuestras mejores armas para asegurar la salud comunitaria.