Investigadores han descubierto que las ballenas orca residentes del Sur de Columbia Británica emplean algas marinas como herramienta para su higiene y para fortalecer vínculos sociales, un comportamiento poco frecuente en mamíferos marinos y que destaca la complejidad de estas especies en peligro de extinción.

Imagen relacionada de orcas salish utilizan algas cuidado social estudio

Durante años, los investigadores han estudiado estas ballenas, pero recientemente han documentado una conducta inédita que aporta nueva luz sobre sus habilidades sociales y de cuidado personal.

Un equipo de científicos de la Universidad de Columbia Británica y de centros especializados en estudios marinos ha utilizado drones de alta resolución para observar detalles en el comportamiento de estos mamíferos en su entorno natural.

Gracias a estos dispositivos, pudieron notar cómo algunos integrantes de los grupos de #orcas se sirven de algas marinas para distintas funciones.

Concretamente, las ballenas extraen fragmentos de algas —vegetación que en el pasado se consideraba simplemente parte del ecosistema— y las emplean como una especie de herramienta, presionándolas contra su piel o entre sus cuerpos.

Los investigadores sospechan que estas algas cumplen un doble propósito: primero, como una forma de higiene, ayudando a eliminar parásitos o piel muerta, y, en segundo lugar, como un medio para reforzar los lazos sociales entre las integrantes del grupo.

El líder del estudio, Michael Weiss, experto en investigaciones sobre ballenas y director del Centro de Estudios de Mamíferos Marinos en Washington, explica que «aunque otros mamíferos y aves utilizan herramientas y se acicalan, en el ambiente marino esto es excepcional».

Weiss comenta que en el reino animal, el uso de objetos externos para higiene y socialización es más común en primates y algunas aves, pero en el medio acuático, estas conductas son mucho más raras.

El estudio, publicado en la revista Current Biology, señala que, durante las últimas décadas, las observaciones han sido escasas en este ámbito, pero los datos recientes muestran que la utilización del kelp —nombre científico de estas algas— en interacciones sociales en las orcas es frecuente y extendida en toda la población estudiada, que corresponde a las tres principales familias de este grupo, conocidas como 'J', 'K' y 'L' pods.

Además de la higiene, los investigadores consideran que el contacto con las algas puede tener un valor social importante, ayudando a estrechar vínculos y promover comportamientos cooperativos.

Se han documentado al menos 30 situaciones en las que estos mamíferos manipulan el kelp en interacciones que parecen tener un componente lúdico y relacional.

Este comportamiento añade una nueva dimensión a la comprensión de la cultura de las orcas

Este comportamiento añade una nueva dimensión a la comprensión de la cultura de las orcas, que no solo se basa en sus dialectos y llamadas únicas, sino también en rituales y conductas que refuerzan su estructura social.

El Dr. Andrew Trites, otro experto del área, destaca que «lo que hemos visto rompe con esquemas tradicionales, ya que los animales no solo se acicalan a sí mismos, sino que también se involucran en una interacción que beneficia a ambos».

Trites recuerda que en el pasado se pensaba que las conductas socialmente complejas eran exclusivas de primates y algunos cetáceos, pero este descubrimiento demuestra que la socialización a través del uso de herramientas puede ser más universal de lo que se creía.

La población de estas orcas se encuentra en peligro, con un conteo que en 2024 alcanzó solo 73 individuos, debido en parte a la disminución de sus fuentes de alimento y a amenazas humanas como la contaminación y el tráfico marítimo.

La protección de estas especies no solo implica preservar sus números, sino también su cultura única y sus comportamientos sociales, que parecen estar en riesgo de perderse.

Según Weiss, «conservar estas ballenas implica proteger también su forma de interacción y su conocimiento ancestral, que ahora conocemos un poco más gracias a estas observaciones con drones».

El equipo de investigación planea profundizar en estos comportamientos, estudiando cómo aprenden los individuos a usar las algas y si estas acciones fomentan mayores niveles de cooperación, como la caza en grupo o compartir recursos.