La prolongada sequía en la provincia de Nueva Escocia está poniendo en peligro la temporada de spawning de los salmones atlánticos, essential para la supervivencia de la especie, y genera preocupaciones entre los conservacionistas.

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Este fenómeno, que además afecta a muchas otras especies acuáticas, no solo perjudica la reproducción de estos peces, sino que también podría tener implicaciones a largo plazo en los ecosistemas locales.

Los #salmones atlánticos son conocidos por su ciclo de vida único, en el que realizan una migración desde el mar hacia los ríos dulces donde nacieron para reproducirse.

Sin embargo, las condiciones climáticas extremas, especialmente la falta de lluvias, han reducido significativamente los niveles de agua en los ríos, afectando directamente su hábitat y su capacidad para desovar.

En los meses de octubre y noviembre, los salmones buscan un lugar adecuado para depositar sus huevos, en lo que se conoce como un redd o nido de grava.

Para ello, necesitan temperaturas frías y un flujo de agua constante que permita el oxígeno en el entorno. La sequía, además de bajar los niveles del agua, incrementa la temperatura del líquido, lo cual reduce la cantidad de oxígeno y pone en riesgo la supervivencia de los huevos.

Expertos en #conservación expresan su preocupación por el impacto que esta situación puede tener en las futuras generaciones de salmones. Amy Weston, directora de la Asociación de Salmones de Nueva Escocia, comenta: "Estoy bastante preocupada por la supervivencia de esta generación de salmones.

La falta de agua y las condiciones alteradas están poniendo en peligro su ciclo de vida y, en consecuencia, la población entera".

Desde la misma organización, se señala que en condiciones normales, el ciclo de desove suele realizarse sin mayores contratiempos, siempre que las condiciones climáticas sean favorables.

Sin embargo, con la actual sequía, muchas áreas de reproducción están en riesgo. Además, la falta de agua también favorece la aparición de hielo en los ríos durante los inviernos fríos, lo que puede desprender y arrastrar los huevos y los nidos, afectando aún más la reproducción.

Dejando a truchas jóvenes y salmones en pequeñas piscinas de agua caliente

El río St. Marys, uno de los más importantes en la región, ha visto cómo sus afluentes se han secado, dejando a truchas jóvenes y salmones en pequeñas piscinas de agua caliente, vulnerables ante depredadores.

Scott Beaver, presidente de la Asociación del Río St. Marys, explica que en algunos momentos pensaron en que la temporada de desove de 2025 podría perderse por completo. Gracias a las lluvias registradas a finales de octubre, algunos de estos daños han sido mitigados, ofreciendo un respiro a los pescadores y científicos.

No obstante, los expertos advierten que esta situación pone de manifiesto la necesidad de implementar medidas a largo plazo para restaurar las zonas riparias y asegurar el equilibrio ecológico.

La plantación de bosques ribereños que brindan sombra y ayudan a mantener las corrientes frescas y oxigenadas es una de las soluciones propuestas.

El #cambio climático ha agravado estos fenómenos, haciendo que eventos extremos, como sequías prolongadas, sean cada vez más frecuentes. Por ello, los especialistas insisten en la importancia de que tanto comunidades como autoridades tomen medidas proactivas para proteger los hábitats acuáticos.

Las acciones incluyen la protección de los ecosistemas forestales, la regulación de actividades que alteran los cuerpos de agua y la promoción de prácticas sostenibles que reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero.

Todo esto con el fin de que las futuras generaciones de salmones puedan completar su ciclo de vida y mantener el equilibrio ecológico de la región.

Por último, cabe señalar que los salmones atlánticos tienen una importancia ecológica, económica y cultural en la región, siendo un símbolo de la salud de sus ríos.