Un hallazgo inesperado en la piel de un mamut lanudo en Siberia revela información valiosa sobre el ADN antiguo, lo que podría cambiar la forma en que se estudian los fósiles.
La reciente investigación sobre la piel de un mamut lanudo, que vivió hace 52,000 años y fue descubierto en Siberia, ha revelado detalles sorprendentes que pueden cambiar nuestra comprensión del ADN antiguo.
Este hallazgo, conocido como "Chris Waddle", en referencia a un futbolista británico famoso por su peinado mullet, consistió en un trozo de piel que, aunque a simple vista no parece impresionante, contiene información genética invaluable.
La piel, que fue extraída del permafrost siberiano en 2018, conserva células cutáneas extremadamente bien preservadas, lo que permitió a los científicos, liderados por la genetista Olga Dudchenko de la Universidad de Baylor, reconstruir el genoma del mamut en tres dimensiones por primera vez.
Esta reconstrucción, publicada en la revista "Cell", no solo proporciona una imagen genética sin precedentes del mamut lanudo, sino que también tiene implicaciones para la comprensión de otras formas de vida antigua.
Dudchenko comentó que el estado de conservación de este nuevo tipo de fósil abre la puerta a la posibilidad de encontrar más muestras de mamuts y otras especies en condiciones similares.
La piel del mamut se conservó en un estado que permite a los investigadores realizar análisis en profundidad, algo que no era posible con ADN de muestras previas que estaban muy fragmentadas debido a la descomposición rápida de las moléculas tras la muerte del organismo.
El descubrimiento de "Chris Waddle" ha permitido que los científicos entiendan mejor cómo los procesos de congelación en el permafrost preservaron sus células y, por ende, el ADN. La investigación incluso llevó al equipo a realizar pruebas con carne deshidratada para comprobar la teoría detrás de esta excepcional preservación.
Al someter el jerky a múltiples pruebas destructivas, los investigadores encontraron que, aunque el exterior se rompía, el ADN dentro permanecía intacto.
Los científicos han determinado que el mamut lanudo poseía 28 cromosomas, en línea con sus parientes modernos, los elefantes asiáticos.
Analizando el genoma, los investigadores lograron identificar qué genes estaban activos en el momento de la muerte del mamut, lo que ayuda a explicar algunas de las diferencias clave entre mamuts y elefantes actuales.
Por ejemplo, los genes relacionados con las glándulas sudoríparas y los folículos pilosos estaban activos en el mamut, lo que podría ilustrar por qué tenía un pelaje tan denso y cómo logró sobrevivir en climas fríos.
Este hallazgo ha sido aclamado por expertos en el campo, como Hendrik Poinar, quien subrayó que la metodología utilizada podría revolucionar la forma en que se accede al ADN fósil.
A partir de esto, los investigadores esperan arrojar luz sobre las diferencias en el comportamiento entre elefantes y mamuts, un paso significativo hacia esfuerzos más ambiciosos, tales como la creación de un híbrido entre elefantes modernos y mamuts utilizando ADN de mamut.
A pesar de estos avances, Dudchenko asegura que el objetivo del equipo no es resucitar a los mamuts, sino expandir el conocimiento básico sobre su biología.
Este hallazgo destaca la importancia de la investigación paleontológica en la comprensión de la evolución y la diversidad de la vida en nuestro planeta.