Equipos en Hamilton y Norfolk enfrentan el desafío de controlar la creciente amenaza de plantas invasoras que afectan el ecosistema local.

En el área de Hamilton y Norfolk, en Ontario, se han intensificado los esfuerzos para hacer frente a la proliferación de especies vegetales invasoras, como la vid estranguladora de perros y el knotweed japonés.

Estos equipos están trabajando arduamente para controlar el crecimiento de estas plantas que amenazan con desplazar a las especies nativas y alterar el delicado equilibrio de los ecosistemas locales.

La vid estranguladora de perros, de acuerdo con el Ministerio de Recursos Naturales de Ontario, tiene la capacidad de producir hasta 2,400 semillas por metro cuadrado.

Su capacidad para invadir una amplia gama de hábitats, desde bosques y campos hasta praderas, plantea serios riesgos, como señaló Derissa Vincentini, coordinadora de ciencia comunitaria en el Centro de Especies Invasoras de Sault Ste.

Marie.

Esta planta no solo compite con la vegetación nativa, sino que también libera sustancias químicas en el suelo que afectan su crecimiento.

Este verano, se detectó la vid estranguladora de perros en nuevas ubicaciones en el condado de Norfolk.

Según Adam Biddle, supervisor de silvicultura en esa área, esta planta ha estado presente durante varios años, pero su reciente aparición en lotes residenciales es motivo de preocupación.

"No está bien establecida aquí. Está apenas comenzando a aparecer", comentó Biddle, quien destacó la importancia de erradicarla a tiempo para evitar que se convierta en un problema mayor.

La vid estranguladora de perros, que puede crecer hasta dos metros de altura, se ha vuelto un desafío en el área.

Las semillas se dispersan en el viento y pueden germinar a partir de fragmentos de raíces, lo que complica su erradicación.

Además, esta especie incluye dos tipos: la swallowwort negra y la swallowwort pálida, ambas reguladas bajo la Ley de Especies Invasoras y la Ley de Control de Malezas de Ontario.

A lo largo de más de 100 años, estas plantas han seguido extendiéndose, impulsadas por la urbanización y la transferencia de suelo que contiene sus semillas.

En respuesta a este problema, la administración de Norfolk ha comenzado a trabajar con grupos de conservación locales para abordar no solo la vid estranguladora, sino también otras especies invasoras, como el knotweed japonés y el perejil silvestre.

Por su parte, en los Jardines Botánicos Reales (RBG) en Burlington, la colaboración con diversos socios es fundamental para gestionar las especies invasoras.

David Galbraith, director de ciencia de los jardines, enfatizó la importancia de la prevención.

Recientemente, han detectado un insecto llamado adelgid lanoso del hemlock que está causando estragos en los árboles de hemlock, lo que ha llevado a la RBG a obtener financiamiento para controlar esta plaga.

En la región, también se están realizando esfuerzos para manejar el knotweed japonés, otra planta invasora que puede crecer hasta tres metros de altura y que compite ferozmente contra la vegetación local.

La Autoridad de Conservación de Hamilton está implementando un proceso que incluye cortar la planta, cubrirla con lonas y aplicar herbicidas.

Sin embargo, estas acciones no son sencillas, ya que como muchas otras especies invasoras, es difícil erradicar el knotweed una vez que ha establecido una población considerable.

La estrategia actual se centra en gestionar la expansión y prevenir que estas especies tomen nuevos territorios naturales protegidos.

La comunidad también tiene un rol importante en la lucha contra las especies invasoras.

Organizaciones como el Centro de Especies Invasoras ofrecen recursos y orientación sobre cómo los ciudadanos pueden limitar la propagación.

Reportar avistamientos de especies invasoras es esencial, y herramientas en línea como la aplicación iNaturalist son muy útiles para este fin.

Es vital ser proactivos, especialmente en esta época del año cuando las plantas están en proceso de semillas.

Medidas simples como limpiar el calzado, mantener a las mascotas con correa y permanecer en senderos marcados pueden marcar una diferencia significativa en la conservación de los ecosistemas nativos y el control de las especies invasoras.