En Nueva Brunswick, la tecnología avanza para facilitar la inclusión laboral de personas con discapacidad, contribuyendo a reducir el desempleo en este grupo.

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En Nueva Brunswick, más del 35% de la población presenta algún tipo de discapacidad, según estadísticas de Canadá. Sin embargo, únicamente el 46% de estas personas se encuentran empleadas. Afortunadamente, los recientes avances en tecnología están comenzando a cerrar esta brecha, proporcionando nuevas herramientas que permiten a las personas con discapacidad acceder a un entorno laboral más inclusivo y competitivo.

Kevin Carrier, especialista en tecnología asistiva de Vision Loss Rehabilitation en Nueva Brunswick, ha observado cómo estas innovaciones otorgan mayor confianza e independencia a quienes enfrentan discapacidades.

Carrier, que vive con la enfermedad de Stargardt, la cual le causa pérdida de visión, brinda apoyo a otros mediante la enseñanza sobre tecnologías que pueden facilitar sus vidas diarias.

Estas herramientas incluyen programas que leen o amplifican la información de la pantalla, convierten texto en voz o resumen documentos, lo que resulta invaluable para personas con problemas de visión, audición o enfoque.

Un ejemplo destacado son las gafas inteligentes, que cuentan con cámaras integradas, altavoz, micrófono y controles táctiles, capaces de utilizar inteligencia artificial para describir el entorno en tiempo real.

Estas gafas, con un precio aproximado de 400 euros, están abriendo "todo un nuevo mundo" para personas con discapacidades visuales.

Esto no solo proporciona la capacidad de realizar tareas específicas, sino que también permite competir en igualdad de condiciones con compañeros que no tienen discapacidad.

Carrier afirma que las tecnologías asistivas en ocasiones pueden hacer que personas con discapacidades sean más rápidas y eficaces que quienes no enfrentan estas limitaciones, un avance significativo en el ámbito laboral.

Sin embargo, aún hay malentendidos acerca de estas tecnologías. Charles Levasseur, otro especialista en tecnología asistiva, advierte que existe una necesidad urgente de promover la alfabetización digital en las escuelas y lugares de trabajo.

Muchas instituciones ya están limitando el uso de ciertas aplicaciones, como Grammarly, debido a su dependencia de la inteligencia artificial, lo que podría resultar en una desventaja para quienes más podrían beneficiarse de ellas.

Levasseur espera que los empleadores comprendan mejor cómo las nuevas tecnologías pueden eliminar barreras para las personas con discapacidad. Las herramientas de asistencias, muchas de las cuales ya vienen instaladas en teléfonos y tabletas, pueden ser utilizadas sin necesidad de grandes inversiones.

Además, hay recursos que ayudan a cubrir costos de programas y dispositivos más avanzados.

A pesar de los progresos actuales, Carrier insiste en que todavía queda mucho por hacer para mejorar la aceptación social y laboral de las tecnologías asistivas.

"Es crucial que los empleadores y educadores sean conscientes de las posibilidades que estas herramientas ofrecen", comentó, añadiendo que el entendimiento y la reducción de prejuicios hacia quienes tienen discapacidades son esenciales para fomentar un entorno laboral más accesible.

De cara al futuro, Carrier se muestra optimista ante las innovaciones venideras en el campo de la inteligencia artificial, como la posibilidad de recibir retroalimentación en tiempo real de asistentes de IA, que podrían avisar a una persona cuando es seguro cruzar la calle, redefiniendo así su independencia al navegar en su entorno.

"La expectativa es que estas tecnologías no solo cambien la forma en que las personas con discapacidad interactúan con el mundo, sino también que puedan reemplazar algunas ayudas tradicionales, como los perros guía", concluyó Carrier.

Su entusiasmo por el futuro es un reflejo de la importancia de continuar avanzando hacia una sociedad más inclusiva, donde la tecnología pueda ser un gran aliado para todos.