Más de 2.400 cigüeñas pequeñas se congregaron en una chimenea de Fredericton, evidenciando una tendencia positiva en la recuperación de una especie amenazada, mientras expertos resaltan la importancia de conservar sus hábitats tradicionales.

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El conocido arribazón de las cigüeñas en Alberta no solo llama la atención por su magnitud, sino que también pone de manifiesto cambios en los patrones migratorios de esta especie, que últimamente ha reflejado una tendencia favorable en algunas regiones.

La cigüeña pequeña, cuyo tamaño es similar al de una manzana, encuentra en las chimeneas antiguas y en estructuras específicas un refugio vital para descansar y criar, condiciones que parecen estar revirtiendo parcialmente su declive.

Este fenómeno fue registrado en la localidad de Fredericton, donde más de 2.400 de estos pequeños pajarillos se congregaron en la chimenea de un edificio, un número que, si bien aún aleja a los registros históricos, sugiere una mejoría en su población y un interés renovado en mantener espacios adecuados para su supervivencia.

La especialista en conservación de aves insectívoras, Allison Manthorne, de la organización Birds Canada, señala que estas concentraciones son señales alentadoras en medio de un descenso que, desde la década de 1970, ha reducido la población de cigüeñas en aproximadamente un 90% en todo el país.

Tradicionalmente, las cigüeñas se desplazan desde áreas tropicales en el sur de América, atravesando vastas regiones hasta llegar a sus zonas de reproducción en Norteamérica, una migración que en otras épocas podía ser mucho más numerosa y constante.

Sin embargo, la pérdida de hábitats adecuados y la disminución de estructuras como chimeneas no aptas para su uso, ha mermado considerablemente sus cifras.

Lo interesante de estos eventos ocurridos en Fredericton es que reflejan una esperanza para la especie, cuyas cifras en Canadá y en particular en New Brunswick están catalogadas como amenazadas.

Los registros obtenidos mediante programas nacionales de monitoreo permiten estimar si su población crece o decrece y, en esta ocasión, la presencia de tantos ejemplares en una sola chimenea indica una posible recuperación o, al menos, una estabilidad en ciertos puntos.

En cuanto a las características físicas, las cigüeñas pequeñas miden entre 12 y 15 centímetros de longitud, con una envergadura de aproximadamente 30 centímetros.

Son aves que, en sus momentos de descanso, se agrupan estrechamente, formando agrupaciones que parecen apilarse como tejas en un tejado, ayudándose mutuamente a regular la temperatura y conservar energía.

Estas agrupaciones, denominadas dormideros, suelen ser en estructuras semirruinosas, preferiblemente sin recubrimientos metálicos que puedan poner en riesgo la integridad de las aves.

El ciclo migratorio de estos pequeños insectívoros comienza en Sudamérica, desde donde atraviesan continentes deteniéndose en chimeneas y estructuras similares a lo largo de su recorrido para reabastecerse.

Cuando llegan a su destino de reproducción, se emparejan y, en función de las condiciones climáticas, cada pareja escoge su propia chimenea para criar a sus polluelos.

La conservación de estas estructuras es fundamental, ya que muchas viviendas modernas no disponen de chimeneas tradicionales y las existentes a menudo son modificadas o eliminadas.

Desde la organización Birds Canada, se recomienda a los propietarios de viviendas que tengan chimeneas antiguas, sin revestimiento metálico, que mantengan los tapones en buen estado durante la temporada en la que no se usa la calefacción, evitando que las cigüeñas y otros animales queden atrapados.

Además, colocar un capuchón en chimeneas con tubos metálicos puede prevenir que las aves o pequeños mamíferos caigan y no puedan salir. Muchas personas desconocen que tienen cigüeñas en sus chimeneas, pero su presencia puede ser detectada por observadores atentos.

Este fenómeno recuerda la importancia de mantener y proteger las infraestructuras tradicionales, que en muchas ocasiones se consideran obsoletas, pero que en realidad constituyen hábitats vitales para especies en peligro.

La recuperación de las cigüeñas, en particular en zonas como Alberta y otras regiones de Canadá, es un ejemplo de cómo la conservación activa y la sensibilización pueden mejorar las perspectivas de especies amenazadas.

La comunidad científica continúa monitoreando estos eventos, esperando que, con el tiempo, los números vuelvan a cifras cercanas a las de antes, y que estos pequeños viajeros sigan encontrando en las chimeneas un refugio seguro en su largo camino migratorio.