El análisis del clima en 2025 revela que, aunque las temperaturas globales han bajado ligeramente tras un ciclo de récords, la tendencia de aumento continúa, poniendo en riesgo los objetivos internacionales de limitar el aumento de la temperatura en 1.5°C respecto a niveles preindustriales.

Según el análisis de Berkeley Earth, una organización sin fines de lucro dedicada al estudio del clima, la temperatura promedio en mayo fue de aproximadamente 1.33°C por encima del período 1850-1900, mientras que la Agencia Europea Copernicus cifró ese aumento en aproximadamente 1.40°C. Aunque estas cifras muestran una disminución respecto a meses anteriores, expertos advierten que 2025 aún tiene altas probabilidades de ser uno de los años más cálidos de la historia moderna, situándose en el segundo o tercer puesto en récords climáticos.
Una causa destacada para estos patrones ha sido el ciclo de El Niño, evento natural que provoca un incremento en las temperaturas oceánicas en el Pacífico y que con frecuencia contribuye a episodios de calor extremo en todo el mundo.
El ciclo, que comenzó en 2023 y alcanzó su pico en 2024, ha sido responsable en parte del récord de temperaturas, aunque su fin en 2024 también ha permitido una pequeña reducción en las temperaturas superficiales de océanos y tierra.
En particular, durante mayo de 2025, las temperaturas en la superficie terrestre mostraron una caída significativa en comparación con meses anteriores, aunque aún se ubican como la segunda más alta en registros históricos, solo por detrás de 2024.
Estas variaciones reflejan la naturaleza de la variabilidad interna del clima y la complejidad de los patrones atmosféricos y oceánicos.
Director del Servicio de Cambio Climático de Copernicus
Respecto a los océanos, que juegan un papel crucial en la regulación del clima, en mayo de 2025, sus temperaturas medias estaban 0.99°C por encima del período preindustrial, algo similar a registros de años anteriores pero todavía en niveles peligrosamente elevados. Especialistas como Carlo Buontempo, director del Servicio de Cambio Climático de Copernicus, señalan que factores como ondas de calor en el Atlántico Norte mantienen los océanos en estados de alta temperatura, lo cual contribuye a eventos climáticos extremos.
Es importante destacar que, aunque en 2025 se alcanzó una temperatura promedio de 1.5°C por encima de los niveles preindustriales, esto no significa que el Acuerdo de París haya fracasado. La medida se evalúa en escalas temporales de varias décadas, ya que las temperaturas pueden variar en ciclos cortos, pero el desafío real radica en reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para evitar que esta cifra siga aumentando.
Un estudio reciente publicado en la revista Earth System Science Data advierte que, si las emisiones continúan al ritmo de 2024, en aproximadamente tres años se agotaría el presupuesto de carbono disponible para mantener el incremento por debajo de 1.5°C. Esto coloca a las políticas climáticas y esfuerzos globales en una carrera contra el reloj para evitar cambios irreversibles en el clima.
Por otro lado, muchas voces en la comunidad científica resaltan que, aunque la situación sea grave, disponer de más información y tecnologías permite adoptar estrategias efectivas para mitigar los efectos, adaptarse a las condiciones cambiantes y reducir las emisiones en todos los sectores económicos.
En conclusión, 2025 continúa siendo un año de advertencia. Los récords de calor se mantienen, aunque con ligeras bajadas temporales, pero la tendencia general apunta a una crisis climática que requiere acciones urgentes y coordinadas a nivel global.