Científicos y cazadores en el norte de Alberta colaboran para evaluar cómo el ruido industrial procedente de los proyectos de arenas bituminosas afecta la capacidad de detectar y llamar a los alces, una importante fuente de alimento y un elemento cultural para las comunidades rurales e indígenas. El estudio busca entender las consecuencias del desarrollo industrial en las prácticas tradicionales de caza y la biodiversidad local.
La expansión de la #industria petrolera en Alberta, que ha sido una fuente importante de ingresos y empleo durante décadas, ha traído consigo un aumento en la actividad industrial en áreas previamente menos afectadas.
La tala de bosques y la construcción de infraestructura, como carreteras y ductos, han fragmentado cuidadosamente los hábitats de especies silvestres, en particular los alces o moose.
Esta fragmentación no solo facilita la detección de estos animales por parte de depredadores, sino que también puede alterar sus patrones de comportamiento y desplazamiento.
Para muchos habitantes de comunidades rurales e indígenas, la caza de alces es mucho más que una actividad recreativa; es una tradición ancestral que une a las comunidades y les proporciona alimentos durante todo el año.
Sin embargo, en las últimas décadas, esta práctica ha enfrentado desafíos crecientes debido a la expansión industrial. Cazadores veteranos, como Kevin Adby, han notado que ahora pueden ver a los alces a kilómetros de distancia, en contraste con épocas anteriores en las que su avistamiento requería de técnicas y estrategias específicas.
Esto, según algunos expertos, podría indicar que los cambios en el paisaje y el aumento en el ruido industrial están afectando el comportamiento de los animales.
El proyecto, conocido como 'Piloto de Llamado a los Alces', es una colaboración entre el Comité Asesor de Desarrollo de Recursos de Conklin, la Universidad de #Alberta y el Instituto de Monitoreo de Biodiversidad.
La iniciativa tiene como objetivo determinar si el ruido industrial interfiere con las llamadas de los cazadores y la capacidad de los alces para responder.
Para ello, los científicos colocaron en dos sitios diferentes equipos de grabación automática — uno cerca de maquinaria industrial y otro en una zona tranquila — para captar cómo se propaga el sonido en diferentes entornos.
Los investigadores usan llamadas tradicionales para atraer a los alces, mientras que en el sitio ruidoso se reproduce el ruido de las operaciones de las arenas bituminosas mediante altavoces, simulando las condiciones industriales.
Los datos recopilados permitirán determinar la distancia a la que los alces pueden escuchar las llamadas y cómo el ruido afecta la detección por parte de los cazadores, una información fundamental para entender el impacto real en las prácticas tradicionales.
Investigador postdoctoral en bioacústica en la Universidad de Alberta
Alberto De Rosa, investigador postdoctoral en bioacústica en la Universidad de Alberta, resaltó la importancia de este trabajo en vinculación con las comunidades locales.
“Es muy raro que científicos y comunidades se conecten de forma tan estrecha en estos temas. Aquí estamos combinando el conocimiento técnico con la experiencia ancestral”, afirmó.
El estudio forma parte de los programas de monitoreo #ambiental financiados por el gobierno de Alberta, y se espera que los resultados se puedan conocer en aproximadamente un mes tras la recopilación y análisis de datos.
Además, este proyecto también contempla un enfoque de participación comunitaria, reconociendo la importancia de las comunidades indígenas en la conservación y el manejo sostenible de los recursos.
Por su parte, algunos líderes indígenas han expresado su preocupación por la futura viabilidad de la caza tradicional, considerando que la pérdida de hábitats y el incremento en depredadores, alimentados por la fragmentación del paisaje, complican aún más la supervivencia de los alces.
Como ejemplo, la Nación Cree Pimicikamak ha llamado a los cazadores a devolver las licencias, aduciendo una escasez creciente de animales.
Mientras tanto, las autoridades ambientales de Alberta aseguran que no hay un aumento significativo en los niveles de ruido provenientes de las operaciones de extracción.
Sin embargo, continúan explorando en investigaciones específicas, en colaboración con las comunidades, el efecto del sonido en la fauna silvestre, en consonancia con las políticas de protección ambiental y cultura indígena.
Este proyecto muestra la necesidad de equilibrar el desarrollo económico con la conservación del medio ambiente y el respeto a las prácticas culturales tradicionales, particularmente en una región tan rica en #biodiversidad como Alberta.
