Un equipo de científicos en Nueva Escocia estudia el impacto de la inclusión de algas en la alimentación de vacas, logrando reducciones significativas en las emisiones de metano.

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En un esfuerzo por combatir el cambio climático, un equipo de científicos de Agricultura y Agroalimentación de Canadá ha comenzado a experimentar con la inclusión de algas marinas en la dieta de ganado en Nueva Escocia.

Este proyecto busca reducir las emisiones de metano, un potente gas de efecto invernadero que se libera principalmente a través de los eructos de las vacas.

La investigación se realizó en una granja de investigación en Nappan, donde 16 vacas tuvieron una alimentación que incluía diferentes cantidades de algas.

Según los resultados, reemplazar solo el 1% de la alimentación habitual de las vacas con algas marinas redujo las emisiones de metano en hasta un 15%. Este hallazgo fue destacado por el biólogo John Duynisveld, quien lidera el proyecto: 'Es un resultado bastante significativo', comentó.

Cuando las vacas consumen alimento, este entra en su primer estómago, conocido como rumen, donde diversos microorganismos descomponen el alimento.

Este proceso produce metano, el cual se libera en forma de eructos.

Bryanna Richardson, una de las investigadoras del equipo, explicó que para medir las emisiones se utilizó un sistema de cámaras respiratorias conectadas a un ordenador que registraba los gases exhalados por los animales.

En etapas iniciales, las vacas se acostumbraron a estar en estas cámaras por varias horas, pero eventualmente se les dejó durante 24 horas para obtener una medición más precisa de sus emisiones diarias.

Las cámaras fueron diseñadas para medir y rastrear los gases de efecto invernadero provenientes del sistema digestivo de las vacas.

'Un sistema de bomba de vacío se conecta a estas cámaras, lo que permite recoger aire que ellas exhalan y medir metano, dióxido de carbono y oxígeno', detalló Richardson.

El contenido de las algas, que incluye componentes beneficiosos como los taninos, podría alterar la composición de los eructos de las vacas.


Este cambio no significa que las vacas eructen menos, sino que sus eructos son menos potentes.

De hecho, en promedio, una vaca de carne emite aproximadamente 100 kilogramos de metano al año, por lo que esta investigación busca contribuir modestamente a la lucha contra el cambio climático.

Se estima que el metano generado por la industria agrícola, los vertederos y las actividades relacionadas con el petróleo y el gas representa alrededor del 14% de las emisiones de gases de efecto invernadero en Canadá.

Los científicos también han señalado que este estudio es único, ya que se centra en el uso de especies de algas locales, que pueden cultivarse con un menor impacto ecológico.

El tipo de alga utilizada proviene de la costa norte de la Isla del Príncipe Eduardo y algunas zonas de Nueva Escocia, conocida como 'shore weed'. Según Shannon Arnold, del programa marino del Ecology Action Centre en Halifax, esta variedad se puede cultivar localmente con poca alteración del uso del suelo, lo que abre oportunidades para la colaboración entre granjas de ganado y productores locales de algas.

Asimismo, el cultivo de algas se considera relativamente simple, con la capacidad de producir cerca de 10 kilogramos de alga por metro.

Esto podría ofrecer un sustituto para cultivos más dañinos para el medio ambiente y fertilizantes.

'Hay mucho interés en las algas por parte de nuevos y pequeños agricultores a lo largo de nuestras áreas costeras', concluyó Arnold.

Esta adopción de algas en la dieta del ganado representa no solo una estrategia para mitigar el cambio climático, sino también una innovadora forma de integrar la agricultura con soluciones sostenibles en el contexto actual.